Las válvulas cardíacas tienen por finalidad actuar como compuertas regulando el pasaje de la sangre desde una cavidad cardíaca hacia la otra. En cada latido se abren para permitir el pasaje de sangre en un sentido y posteriormente se cierran para evitar que la sangre vuelva hacia la cavidad desde dónde fue impulsada. El corazón cuenta con 4 válvulas que permiten el funcionamiento normal del mismo: aórtica, mitral, tricúspide y pulmonar.
Las misma están formadas por tejidos constituidos principalmente por colágeno y elastina.
Sobre ellas pueden asentar tanto enfermedades hereditarias como adquiridas. Dentro de las enfermedades adquiridas, se encuentran con más frecuencia aquellas relacionadas a la edad y a factores de riesgo conocidos tales como diabetes, hipertensión arterial, tabaquismo e hipercolesterolemia.
Cuando las válvulas tienen impedimento para abrir adecuadamente llamamos a esto estenosis. Cuando las válvulas no cierran adecuadamente llamamos a esto insuficiencia.
La enfermedad valvular genera en el paciente síntomas que progresan según la severidad de la misma: falta de aire, dolor en el pecho y en algunos casos pérdida de conocimiento.
El diagnóstico se lleva a cabo con un correcto interrogatorio y examen físico. Muchas veces, el médico puede constatar el sonido de un soplo al revisar al paciente.
Durante el último cuarto de siglo, cambios notables en la evaluación y en el tratamiento de los pacientes que tienen una enfermedad valvular han dado lugar a una mejoría del resultado de la intervención de los mismos. Los avances en los tratamientos quirúrgicos y de las técnicas cardiológicas intervencionistas junto a las innovaciones de las técnicas de imagen y los conocimientos de la evolución natural de estas enfermedades han permitido realizar un mejor diagnóstico y una selección más científica de los pacientes para las intervenciones terapéuticas, qué en la actualidad se realizan con un riesgo relativamente bajo.
Dentro de los métodos complementarios de diagnóstico, el eco Doppler cardíaco es la herramienta fundamental para realizar el diagnóstico y vigilar la evolución de la enfermedad.
Para el tratamiento, se utilizan diversos medicamentos para aliviar los síntomas y en algunos casos, retrasar la progresión de la patología.
En el caso de problemas valvulares severos, la resolución será mediante cirugía de reparación o reemplazo valvular.
En algunos casos seleccionados, contamos con la posibilidad de reemplazar válvulas sin necesidad de cirugía a cielo abierto. Para esto, existen prótesis diseñadas para ser implantadas a través de un catéter que ingresa al sistema vascular por una pequeña punción en la ingle. Este tipo de intervención, garantiza una rápida recuperación de los pacientes para que pronto retomen su vida normal.
Dr Gabriel Scattarello
Esp. Universitario en Cardiología
Magister en ultrasonido cardíaco
MP113604
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