“Aquí estoy, envíame”. Las palabras del profeta Isaías forman el lema de la Jornada Mundial por la Evangelización de los Pueblos, el DOMUND, que la Iglesia Católica celebra mañana domingo 18 de octubre. La tecnología, en este año de la pandemia, con el aforo limitado en los templos, se ha convertido en aliada para mantener la colaboración económica de los fieles con los misioneros y misioneras repartidos por todo el mundo, entre ellos un centenar procedente de la Diócesis de Segovia, según ha informado el sacerdote Isaac Benito Melero, delegado diocesano del Secretariado de Misiones.
Benito recalca que “la forma más importante de colaborar es con la oración, pero no la única”, ya que se puede hacer con tiempo, ejerciendo de misionero permanente o voluntario y, como siempre, con aportaciones económicas. Sobre estas últimas ha explicado que hay posibilidad de hacerlo de manera telemática, por ejemplo con un donativo utilizando la aplicación BIZUM, por transferencia bancaria en la cuenta de las Obras Misionales Pontificias (OMP), por teléfono o a través de la página web del DOMUND (domund.es).
Como novedad, este año además se puede participar, hoy y mañana, en una carrera virtual.
El delegado diocesano presentó ayer la campaña del DOMUND 2020 acompañado por dos sacerdotes, Fidele Nkanza Buka (originario de República Democrática del Congo) y José Ponce (México).
Ambos llevan unos años realizando su labor pastoral en la Diócesis de Segovia. Benito ha comentado que si bien hay segovianos, sobre todo frailes o religiosas de congregaciones o instituciones religiosas, principalmente en Hispanoamérica, por el idioma, la Diócesis está recibiendo en los últimos años sacerdotes de otros continentes y de Europa del Este.
En la actualidad son en torno a 30 de países muy diversos, entre ellos Colombia, México, República Democrática del Congo, Ruanda o Camerún. “Ahora nos vienen a ayudar”, afirma el delegado de Misiones, a quien le gusta pensar que, en parte, algo ha tenido que ver la labor misionera; él mismo ejerció como misionero durante 23 años en África y se muestra “agradecido y lleno de gozo” porque Ponce y Nkanza son el ejemplo de que “la misión evangelizadora tiene sus frutos”.
El sacerdote mexicano ha querido contar su historia personal, reconociéndose como una de esas llamadas “vocaciones tardías”, puesto que ingresó en los Operarios del Reino de Cristo en 2003. Ha destacado que su motivación ha sido siempre la cita bíblica “reconciliaos con Dios” (Cor2, 5-20), la cual le ha llevado siempre a actuar respondiendo a la pregunta “¿qué podemos hacer para vivir así, reconciliados con Dios?”.
Asimismo, ha subrayado que la misión no es solo ir a un país lejano a colaborar con sus gentes, sino “ayudar al de al lado, aquí y ahora”. La misión de cada uno ha de ser colaborar con quien más lo necesita también en la cercanía, “y si doy para hacer más, lo haré con mucho gusto”, ha concluido.
Por su parte, Nkanza, ha contado sus orígenes en una familia cristiana, puesto que su padre era animador pastoral. “Yo colaboraba como monaguillo, en el coro… sin darme cuenta de que algo estaba surgiendo ahí”. Ha reconocido también que “aceptar la misión no es fácil”, ya que supone salir del país de origen para ayudar en otro lugar, en su caso, además, pasando algo de frío porque está en la parroquia de La Granja.
Sostiene que lo más importante es aceptar, porque con el Señor “siempre sale bien”. Igualmente, ha querido incidir en que la ayuda que se envía a los países necesitados “sí que llega: yo de pequeño llevaba una camiseta que ponía Ibiza sin conocer que eso era España”, ha relatado.
Agradecido de que en su país la pandemia no haya llegado ni afectado de la misma manera que en España –ha regresado recientemente de RD Congo tras permanecer allí un mes–, quiere recordar que la misión de los cristianos es “ayudar al que está en la puerta de al lado” y que la pandemia tiene que servir para “abrir nuestro corazón y ayudar a todo aquel que lo necesite, en cualquier ámbito y de cualquier forma”.
La Diócesis confía en mejorar la recaudación del DOMUND de 2019, inferior a los 60.000 euros en la provincia, una de las cifras más bajas de los últimos años, según Benito.
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