Patricia Virto estaba pasando por un mal momento emocional cuando un anuncio le dio una necesitada alegría en Instagram. «Eran unas botas que estaban rebajadas. Pinché y, sin pensármelo mucho, las compré», recuerda. Tras abonar 32 euros con su tarjeta, recibió un email de confirmación del pedido y, al cabo de unos días, el código del envío. «Me pareció raro porque eran unos emails muy sencillos, pero no le di más vueltas», cuenta. Hasta que llegó el paquete desde China: dentro había un pañuelo de Gucci. Falso, por supuesto.
«Me di cuenta de que me habían timado, pero pensé que 32 euros no eran una gran pérdida, así que decidí olvidar el tema», comenta. Al cabo de unas semanas recibió dos cargos de unos cien euros. «Me enteré porque me mandaron un código para autorizar un tercer pago que no era mío». Se puso en contacto con el banco, le dieron de baja la tarjeta, en la que los estafadores aún trataron de cargar más cosas, y no perdió más. «Ahora solo compro en páginas fiables», sentencia.
El fraude ‘online’ está al alza de forma paralela al crecimiento de las compras por Internet, que se han popularizado con la pandemia. Según la empresa de consultoría Kantar, las ventas de productos en la Red aumentaron un 26% desde que se inició el confinamiento. IAB añade que un 23% de los consumidores ya solo compra de forma virtual, y el CIS indicó que el 1% de todos los habitantes ha hecho su primera compra ‘online’ estos meses.
La coyuntura más golosa para los estafadores, que continúan sofisticando sus sistemas para engañar a más gente. «Un día, la contable de mi empresa se metió al Banco Santander para hacer las gestiones diarias. Le salió un ‘pop up’ diciendo que requería una actualización de seguridad. Puso las claves y después me llamó diciendo que se le había bloqueado el ordenador. Entonces me di cuenta de que algo iba mal», relata Aleix González, propietario de una escuela. Para entonces, los estafadores ya habían transferido casi 15.000 euros a tres cuentas diferentes. Su empresa había sido víctima. «Al final nos devolvieron el dinero, pero no sabemos qué ha sido de la investigación», explica.
Este tipo de casos tiene un efecto en las cuentas de los bancos. Según un análisis de Kaspersky, en 2019 el 2% de todas las transacciones bancarias ‘online’ fueron realizadas por estafadores, y el 16% levantaban sospechas. «Los delincuentes digitales trabajan como auténticas corporaciones. Incluso con ‘call centers’ desde donde se realizan diariamente miles de llamadas a todo el mundo buscando víctimas que les den acceso a sus equipos, consiguiendo introducir malware, u obteniendo datos personales y números de tarjetas o códigos de acceso», explican desde el departamento de Seguridad Operativa del Banco Sabadell.
¿Cuánto cuesta el fraude a las entidades, y quién asume esas pérdidas? «Es un sistema bastante opaco y ni siquiera nosotros sabemos siempre quién paga el pato», comenta un empleado de una entidad que pide mantenerse en el anonimato. «Hay diferentes seguros que cubren algunas situaciones, pero otras las asumimos nosotros», comenta.
Según KPMG, más de la mitad de las entidades recupera menos del 25% del importe defraudado, y el mismo porcentaje ha visto incrementadas las pérdidas por esta razón. Para poner freno a esta sangría, el sector apuesta por un elemento clave: la tecnología.
Destacan los nuevos sistemas de autenticación reforzada que la UE ha hecho obligatorios: una segunda clave en el móvil, código SMS, o los sistemas biométricos se han generalizado. «A partir de ahora, será necesario aplicar una doble verificación que cumpla con la autenticación reforzada», explican en CaixaBank, que ha hecho de la ciberseguridad una de las prioridades y que incide en «la prevención del riesgo del factor humano a través de formación y acciones de concienciación para empleados y clientes».
Los bancos comienzan a destinar más recursos a la ciberseguridad. «Hemos ido implementando algoritmos transaccionales y conductuales para poder detectar los intentos de fraude antes de que se produzcan. En este sentido y gracias a estos sistemas y a los equipos el porcentaje de fraude evitado es muy elevado frente al consumado», añaden en Sabadell. BBVA, por su parte, ha sido pionero en la introducción de una tarjeta sin número impreso y un código CVV que se renueva constantemente para evitar fraudes. Ya ha distribuido casi 200.000. «Le quitamos al cliente el temor de perder la tarjeta o que se la roben, y de que su numeración acabe en manos de alguien al hacer un pago por Internet», explicó Gonzalo Rodríguez, director de Desarrollo de Negocio de BBVA en España, durante la presentación de la tarjea Aqua.
Claves para comprar con seguridad
«En Internet, lo que parece raro es raro. Y lo que parece demasiado bueno para ser cierto es falso». Borja Adsuara, abogado digital y especialista en ciberseguridad, lo tiene muy claro. «Hay que tener especial cuidado en la campaña de rebajas y en eventos como el Black Friday, porque son los que concentran el mayor número de estafas. La gente baja la guardia porque está a la caza de chollos», advierte.
Y caer en la tentación se puede pagar caro. Lo sabe el propio Adsuara, porque, a pesar de que lleva décadas dedicado a la investigación de Internet, él mismo ha sido víctima de fraude. «Las estafas son cada vez más sofisticadas», reconoce. Pero, para evitarlas, se pueden hacer varias cosas.
«Yo me suelo fijar sobre todo en el aviso legal de la página web, donde aparecen el CIF o la dirección de la empresa. Si no se muestran, hay que desconfiar», comenta. También es clave la reputación ‘online’ de la marca, algo que a veces se puede comprobar con una simple búsqueda de comentarios y experiencias ajenas.
«También es relevante saber cuándo se abrió el dominio y dónde. Si fue hace poco y en un país de fuera de la UE, cuidado», alerta el abogado. También es sospechosa la falta de canales de comunicación, y que pongan pegas para pagar con Paypal, que es un medio muy garantista.
«Es bueno tener una tarjeta solo para comprar en Internet y con el dinero justo», sentencia Adsuara, que critica la impunidad de los ciberdelincuentes en España.
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