Cada jornada, las áreas externas e internas del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), semeja una gigantesca colmena en plena actividad. En su despacho, el profesor Dr. Luis Curbelo Alfonso ofrece valiosos minutos de la antesala a la entrega de la guardia como preparatorios para la entrevista con el profesor Dr. Erasmo Pablo Gómez Cabrera, vicedirector de Asistencia médica y especialista en segundo grado de oncología, cirugía y tumores periféricos.
Con una sonrisa declara: “Le dejo en buenas manos” y puedo advertir en sus ojos la respuesta del porqué no existe espacio para la fisura en el cansancio, en una institución donde se ha logrado mantener los servicios en medio del enfrentamiento a la COVID-19, con resultados de excelencia. Así lo confirma el Profesor Erasmo: “Lo hemos logrado en medio de una situación epidemiológica compleja. Esto conlleva a ser mucho más estrictos en la observación de las regulaciones previstas para sostener los servicios médicos especializados no solo de consulta, seguimiento y tratamiento, sino también de cirugías en los casos necesarios e impostergables.
“Contamos con el desarrollo de un equipo de trabajo en el cual tienen un gran peso las investigaciones y la docencia como baluartes para garantizar la continuidad de nuestra labor enfocada en la restauración de la salud de nuestros pacientes, así como la prolongación de sus expectativas de vida -con la calidad necesaria- una vez aplicado el tratamiento en correspondencia con la patología detectada.
“Resultan alentadores los resultados, por ejemplo, de introducir la biomodulina en pacientes que recibieron quimioterapia. Además, en la actividad docente disponemos de 88 residentes, 14 internos y se han graduado ocho especialistas con excelentes resultados. De igual forma avanzamos en cirugías de gran envergadura como la hemipelvectomía interna: para extirpar tumores que se asientan en el hueso de la pelvis, sin afectar las funciones de los miembros inferiores. Una técnica que evita invalidar al paciente; a pesar de que se trata de una operación compleja y difícil, en un contexto requerido de mayores cuidados.
“Considero, desde el punto de vista económico –un aspecto esencial que observamos en lo administrativo-, avances como los exhibidos en los resultados de la auditoría realizada por la Contraloría de la República en la cual se demostró cuánto influye la eficiencia alcanzada por la actividad integral y asistencial de esta institución para mantener una buena vitalidad en su funcionamiento. Por supuesto, contamos con la eficiente labor de las áreas de economía en lo concerniente a nuestra funcionalidad y en el cumplimiento de las tareas de reordenamiento. Trabajamos y pensamos como país”.
Dos héroes
El cabello del doctor Antonio Bouzó López, especialista en uroncología, disciplina que trata el cáncer de la vía urinaria, próstata, testículo, vejiga, riñones, es aceleradamente níveo. En sus palabras puede advertirse el valor de la frase en la cual expone sus desvelos y la entrega que lo identifica con parte de un colectivo donde cada jornada puede extenderse más allá del tiempo concebido al descanso, y la mayor retribución resulta la sonrisa agradecida de pacientes y familiares.
“En medio de la extrema situación epidemiológica generada por la COVID-19, contamos con todo el colectivo. Nadie mira hacia atrás cuando se requieren sus servicios porque no trabajamos por dinero, sino con la esperanza de vida que alimenta el corazón. El pasado año hicimos más de 650 cirugías. Este tipo de operación no es nueva en el hospital. Se hacía años atrás, pero el déficit de insumos trajo consigo que no se realizara.
«La práctica de la cirugía radical prostática tiene una complejidad anatómica importante. La próstata es una glándula que se encuentra en un espacio profundo, delante de la vejiga, donde (en ambos lados) se encuentran los nervios y los vasos que permiten la erección. O sea, se requiere aplicar una técnica capaz de garantizar la continuidad de la calidad de la función urinaria y la potencia sexual.
“Este procedimiento implica instrumentos e insumos apenas disponibles debido al bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos; incluso es necesario emplear resonancia magnética nuclear para determinar el grado de localización del tumor. En el mundo se utiliza la robótica y la cirugía laparoscópica que por lo sofisticado del instrumental encarecen el proceder. Nuestro servicio ha desarrollado líneas de tratamiento quirúrgico de alta gama en tumores de vejiga, riñón, pene, testículos y el tratamiento quirúrgico de la metástasis a órganos distantes. Hemos entrenado a un personal capaz de mostrar habilidades en estas complejas técnicas«.
El doctor Ranfis Rodríguez Bueno, especialista, confirma lo expuesto por su colega: “Resultó imprescindible garantizar la continuidad de este tipo de intervención quirúrgica no solo en nuestra institución, sino en otros hospitales del país. De ahí que impartimos cursos nacionales e internacionales sobre esta especialidad.
“Estamos en un momento económico y epidemiológico complejo. No obstante, hemos mantenido los niveles de atención y calidad en estándares mundiales, lo cual se revierte en una atención de excelencia a los enfermos portadores de estas patologías. Considero que Antonio es el padre de este tipo de cirugía en nuestro hospital, con apenas 58 años de edad, y eso nos alienta en cuanto a la estrategia de la dirección que ocupa el doctor Luis Curbelo Alfonso, para mantener la esperanza en la lucha por la vida”.
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