La marihuana (como se le conoce a las hojas y flores de las plantas de cannabis) está legalizada para su uso medicinal en cerca de 30 países en el mundo. México, por ejemplo, publicó esta semana el reglamento con el que controlará la producción, investigación y uso medicinal del cannabis, y se acerca a legalizar su consumo recreativo. Sin embargo, para gran parte de la población, incluida la comunidad médica y científica, aún no son muy claros los usos y propiedades de este tipo de plantas, lo que ha permitido que circulen diferentes mitos y prejuicios.
Para tener más luces y conocimientos sobre este debate, EL TIEMPO conversó con Manuel Guzmán, catedrático de bioquímica y biología molecular de la Universidad Complutense de Madrid (España) y miembro del Observatorio Español de Cannabis Medicinal (Oecm).
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Guzmán, quien por más de 20 años ha estudio las formas en que el cannabis actúa sobre el organismo, es una de las voces más expertas en el tema y autor del libro Usos medicinales del cannabis (2019). En esta entrevista expone algunos beneficios y riesgos que tienen estas plantas para la salud, así como también menciona los avances científicos y razones para regularla.
Refiriéndonos al cannabis medicinal, ¿cuáles son las propiedades que tiene para la salud de las personas?
Las acciones más establecidas del cannabis en la medicina se circunscriben a los campos de la oncología y la neurología. En la oncología, para los pacientes de cáncer, el cannabis puede inhibir las náuseas y los vómitos asociados a las quimioterapias, también puede aumentar el apetito y mejorar la metabolización de los nutrientes e impedir lo que se llama en las enfermedades crónicas el síndrome del desgaste. Además, el cannabis puede ser utilizado para reducir el dolor de los pacientes, pues los cannabinoides (compuesto que tiene la planta) son moléculas analgésicas.
¿Y en la neurología?
En el campo de la neurología, el cannabis también sirve para reducir el dolor en pacientes con neuropatías o enfermedades degenerativas que generan dolor crónico o inflamatorio, como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, etc. En segundo lugar, los cannabinoides funcionan como relajantes neuromusculares y pueden disminuir la rigidez de los miembros. Y en tercer lugar, tienen la propiedad de inhibir las convulsiones sobre todo asociadas a epilepsias que no responden bien a antiepilépticos convencionales.
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¿Existen otros usos medicinales?
Hay otras propiedades del cannabis que se están estudiando, hay muchos pacientes que lo utilizan para mejorar su calidad de vida, no solamente a nivel fisiológico, sino también en lo que se refiere a salud mental: para disminuir la ansiedad, el estrés, mejorar el estado de ánimo, dormir mejor, etc. Y también hay otras enfermedades, como las de la piel, en las que se están investigando las propiedades del cannabis para tratar, por ejemplo, el acné y la cicatrización de heridas.
¿Eso quiere decir que el cannabis puede curar alguna enfermedad?
Hoy por hoy, el cannabis no cura, no tenemos alguna evidencia de que cure. Puede ser que en algunos pacientes concretos el cannabis, junto con otras terapias, haya ayudado a erradicar una enfermedad, pero el cannabis en general no cura. El cannabis atenúa los efectos de los síntomas de las enfermedades, lo que hace es que el paciente se sienta mejor, que no tenga dolor, que tenga menos ansiedad, que duerma mejor, que tenga mejor humor. Y esto es realmente importante porque la gran mayoría de las terapias hoy en día no son curativas, son paliativas, igual que el cannabis.
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Aun así existen diversos mitos y especulaciones sobre las propiedades ‘milagrosas’ del cannabis…
A modo personal, creo que muchas páginas web que venden productos de cannabis, o ‘gurús’ o ‘iluminados’ del cannabis, sobredimensionan de manera injusta lo que conocemos sobre las propiedades de la planta. Cuando ves algunas páginas web o escuchas ciertos testimonios parece que el cannabis es la panacea absoluta, que cura todo. Y eso no lo sabemos. El cannabis, como cualquier otro medicamento, tiene sus nichos terapéuticos, hay pacientes que lo toleran mejor, otros no tanto, y por tanto no todos los pacientes se van a ver beneficiados del cannabis. Pero eso tampoco quiere decir, como piensan muchos gobiernos, que el cannabis es una droga que vuelve locos a los adolescentes y que no tiene ninguna propiedad terapéutica. Lo que tenemos que hacer es trabajar en ese margen de realismo y expectativa, pero hoy por hoy nos queda todavía mucho por saber sobre el cannabis.
El cannabis medicinal, en general, es una molécula bastante segura, en comparación con los opiáceos u otros psicoestimulantes pero esto no quiere decir que no tenga efectos adversos
¿Qué hay de los riesgos? ¿Cuáles son los efectos adversos del cannabis medicinal?
Muchas veces los riesgos del cannabis se meten en un mismo saco: cannabis medicinal, cannabis recreativo, cannabis fumado, etc. Entonces, lo primero que tenemos que hacer es precisar de qué estamos hablando. Dentro del cannabis medicinal pues, en general, es una molécula bastante segura, en comparación con los opiáceos u otros psicoestimulantes. Esto no quiere decir que no tenga efectos adversos. Los más notorios son efectos psicotrópicos, que en casos extremos pueden llegar a una psicosis relacionada con una dosis elevada. Es poco frecuente en adultos y, sobre todo en el contexto medicinal, pero un consumo elevado de THC (compuesto psicoactivo de la planta) puede dar lugar a desubicación, ansiedad, miedo, paranoia, hasta llegar a una psicosis en casos extremos.
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Es decir, ¿lo más peligroso son los efectos psicoactivos?
No todos los efectos psicoactivos del cannabis tienen que ser negativos. Si la salud mental del paciente mejora porque el cannabis actúa sobre su sistema nervioso disminuyendo su ansiedad, estrés y favoreciendo el sueño, pues bienvenidos esos efectos que en realidad son neuroactivos, pero no son efectos intoxicantes. Psicoactividad, en términos neutros, no es otra cosa más que neuroactividad, la actividad sobre el sistema nervioso. Todos los fármacos tienen psiconeuroactividad por definición y el cannabis no es la excepción. Por ello es clave tener las pautas adecuadas de administración para que sus efectos psicoactivos no sean negativos para el paciente sino que sean deseados.
Hablemos de la investigación. ¿Cómo está la investigación científica del cannabis?
Como el cannabis no está bien aceptado por la medicina oficial, esencialmente porque muchos profesionales no lo conocen o bien tienen algún tipo de prejuicio por la prohibición de sus componentes activos, eso ha impedido que muchos pacientes se vean beneficiados por el cannabis y también ha impedido que la investigación científica haya avanzado a la velocidad que sería deseable que avanzara.
La investigación del cannabis lleva años de retraso, por un lado por la prohibición, y por otro lado por la propia estructura de las moléculas que han sido muy difíciles de aislar. No obstante, hay indicaciones para las cuales el cannabis ya está relativamente bien establecido, pero todavía quedan dudas sobre en cuáles pacientes precisos funciona mejor, la cantidad de dosis o cuáles combinaciones funciona mejor, etc. Todavía nos falta mucho por aprender para que los pacientes que vengan se beneficien…
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¿Como cuáles indicaciones? ¿De qué hay evidencia?
Las propiedades inhibidoras del cannabis están muy bien establecidas, hay evidencia sustancial que soportan estas propiedades terapéuticas. En el terreno de la rigidez muscular también hay estudios bien hechos sobre el uso del cannabis. En el campo del dolor, que es tan heterogéneo y tan complejo, hay una evidencia empírica bastante buena de que a los pacientes les sienta bien el cannabis para el dolor, pero aún nos falta mucho por aprender. También hay indicios de que los cannabinoides (conjunto de compuestos de la planta) pueden reducir la ingesta de opiáceos, lo cual estaría muy bien para reducir los efectos negativos. En síntesis, creo que sabemos cosas, pero aún nos faltan muchas otras por saber, y en beneficio de todos, especialmente de los pacientes, pues sería muy positivo que supiéramos más.
Entiendo que hay diferentes tipos de plantas de cannabis, unas más psicoactivas que otras, y también diferentes tipos de preparaciones. Pero, en general, ¿qué diferencia al consumo medicinal del consumo recreativo?
Esencialmente, el uso medicinal de una sustancia implica en primer lugar un uso controlado por profesionales de la salud, y, en segundo lugar, es un uso destinado a paliar, remediar o curar síntomas de enfermedades concretas. Mientras que en general entendemos al consumo recreativo, primero, como el uso no controlado, es decir, desmesurado y no vigilado por un profesional de la salud, y en segundo lugar, no suele ir destinado a tratar enfermedades. No obstante, en realidad tenemos una nube muy compleja, sobre todo si consideramos la salud en términos integrales, es decir, si contemplamos la salud no como ausencia de enfermedad sino como algo más complejo.
¿Eso quiere decir que el consumo recreativo puede llegar a ser terapéutico?
Mucha gente consume cannabis recreativamente para aliviar el estrés, olvidarse de los problemas del trabajo, para mitigar los malestares de una discusión con algún amigo o la pareja, para reír, para disfrutar del sexo, disfrutar de la música, para dormir mejor, etc. Eso, desde mi punto de vista, es salud integral y es una acción terapéutica. Entonces, quizá, si desplazamos el término terapéutico a un campo intermedio entre medicinal y recreativo, nos pueda aportar un poco más de claridad en este debate donde puede caber el uso responsable y adulto del cannabis en beneficio de mejorar la salud en general.
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Para finalizar le quiero preguntar por la regulación del cannabis. En general, ¿cómo cree que está siendo regulada esta planta?
Yo creo que la regulación del cannabis medicinal no debería ser problemática, puesto que el cannabis tiene un potencial terapéutico que está facilitando la vida a muchos pacientes, además a pacientes muy delicados, muy debilitados. Creo que eso debería estar fuera de discusión. Los países que han regulado, con mayor o menor restricciones, por lo menos han dado un paso adelante y se han atrevido a afrontar un problema que es una realidad, porque, se regule o no, el cannabis se va a seguir consumiendo.
Sin embargo, existen muchos temores y argumentos contra el consumo recreativo…
Regular supone poner unas normas de juego, no significa, y de hecho la experiencia nos lo dice, que todo el mundo va a empezar a fumar marihuana; igual que si se regula el aborto, no quiere decir que todas las mujeres van a ir a abortar al día siguiente. Muchas veces se piensa que regular va a producir un incremento de los efectos negativos de la sustancia y que los adolescentes van a empezar a ser psicóticos, esquizofrénicos o delincuentes, etc. Eso es absurdo, por supuesto. Creo que en este caso es mejor que el mercado sea más transparente y conocido, a que sea un mercado oscuro, desconocido y que solo beneficia a unos pocos. A parte de todos los efectos nocivos que han producido el narcotráfico y la prohibición en muchos países.
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¿Cree que la decisión de la ONU de reclasificar y reconocer las propiedades del cannabis tenga algún impacto?
Creo que el hecho de que Naciones Unidas reduzca la penalización del cannabis tiene que ayudar en algo. No sé cuánto, a lo mejor no ayuda mucho porque cada gobierno puede hacer lo que quiera, pero esperemos que esta reclasificación ayude a hacer más estudios y a implementar programas. Yo soy partidario de la regulación tanto del cannabis medicinal como del cannabis recreativo porque creo que es un derecho en términos éticos de los ciudadanos, obviamente con el precepto de que cualquier tipo de libertad tiene responsabilidad. Creo que debemos eliminar todos los efectos perniciosos que han tenido la prohibición y el narcotráfico, y eso solo es posible con otro tipo de políticas.
SERGIO A. DAZA
Redacción Domingo
En Twitter: @sergiodazacev
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