El exceso de lágrimas, ojos llorosos, puede deberse a la obstrucción crónica y permanente de la vía lagrimal, lo que genera infección de esta vía y molestias continuas que afectan la actividad diaria del paciente. Las lágrimas pasan del ojo a las fosas nasales por un conducto que atraviesa el hueso de la nariz, logrando así un flujo constante de lágrimas que humectan y protegen el ojo. Cuando esto no ocurre, se produce un lagrimeo permanente e infecciones recurrentes.
La obstrucción puede ser alta, en la parte blanda del párpado, o baja, en la parte que atraviesa el hueso hacia la nariz. Los signos más frecuentes de esta patología son el lagrimeo y las infecciones. También puede ocurrir que el paciente manifieste una tumoración en la zona del lagrimal, lo que puede generarle dolor y expulsión de pus al comprimirla.
Aunque esta patología puede afectar a personas de cualquier edad, es más frecuente en mayores de 60 años. En el caso de los bebés puede ocurrir hasta el primer año de edad, que habitualmente con compresiones y sondajes se resuelve en el 90% de los casos. El resto, después del año de edad, pueden requerir esta cirugía.
Para tratar esta patología existen dos técnicas:
- La clásica o externa. Implica su abordaje a través de la piel entre el ojo y la nariz, dejando una cicatriz en el rostro y un riesgo mayor de sangrado durante la cirugía.
- La técnica moderna o endoscópica. Se realiza a través de la nariz, eliminando de este modo la cicatriz y minimizando el riesgo de sangrado. Este procedimiento beneficia al paciente ya que experimentará una mínima inflamación y podrá retomar sus actividades con mayor rapidez.
Esta última técnica es la más utilizada debido a que se trata de un procedimiento mínimamente invasivo que no genera molestias ni cicatrices en el paciente. Además, le permite una rápida recuperación para volver a desarrollar sus actividades 48 hs después de realizada la cirugía.
Se recurre a esta intervención cuando se constata la obstrucción de la vía lagrimal, ya sea por su presentación clínica o por estudios de imágenes especiales. Las cirugías son siempre programadas ya que, si hay una infección activa, es necesario primero tratarla y luego operar. La realización de este procedimiento endoscópico tiene una duración de 40 minutos aproximadamente. Previo a esta intervención es necesario que el paciente tenga en cuenta el uso de gotas para los ojos y un spray nasal, ambos medicamentos son indicados por el profesional médico.
La desobstrucción de la vía lagrimal se realiza a partir de la apertura del saco lagrimal a través de una ventana en el hueso lagrimal por vía endoscópica nasal. Luego, con las guías de intubación lagrimal se intuba con una prótesis de silicona para evitar que se cierre en el post quirúrgico inmediato. Cuando el paciente se encuentra en su hogar, debe tener en cuenta una serie de cuidados básicos en relación a la manipulación de la prótesis de silicona y la nariz.
En Sanatorio Allende de la sede Cerro funciona una Unidad de Cirugía Lagrimal Endoscópica, formada por integrantes de los servicios de Oftalmología y Otorrinolaringología. El equipo médico de esta Unidad es el encargado del diagnóstico y tratamiento de esta patología tan frecuente en la población.
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