11/10/2020
Jessyca Sampe
Directora de proyectos de Innova Schools
Si bien existen esfuerzos para incentivar a las niñas y adolescentes a que estudien carreras vinculadas a las Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemática (STEM, por sus siglas en inglés), estos son insuficientes para lograr motivarlas.
La Unesco señala que solo el 35% de los matriculados en las carreras vinculadas con STEM en la educación superior son mujeres y el 3% de las estudiantes de la educación superior siguen estudios en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
En el Día Internacional de la Niña es necesario voltear la mirada y preguntarnos, ¿cuánto influyen los prejuicios y las expectativas sociales para que las niñas y adolescentes estudien una carrera vinculada con las ciencias y tecnología? En el Perú, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), las carreras que más estudian las mujeres son Educación (20.3%), Administración de Empresas (15.6%), Ciencias de la Salud (13.5%), Ciencias Económicas y Sociales (12.4%), Psicología (9.7%) e Ingeniería (8.7%).
Si queremos que las niñas y adolescentes de hoy tengan las mismas posibilidades de inclusión, con empleos de calidad, es fundamental que en la educación básica se trabaje, primero, con las familias a fin de minimizar los prejuicios que existen para acceder a carreras vinculas con las ciencias y tecnología, debido a que aún se cree que ellas no tienen las mismas capacidades que los niños y los adolescentes, o consideran que sus hijas serán relegadas o marginadas en este tipo de carreras dominadas por hombres.
Esta tarea, además, implica trabajar desde las escuelas con buenos mentores y guías que apoyen a las estudiantes a descubrir y desarrollar sus intereses hacia las ciencias y tecnología. Asimismo, es preciso acercar modelos de mujeres científicas que han logrado seguir su vocación de tal manera que sirvan como referentes e inspiración para las niñas, visibilizando los casos de éxito.
Es sabido que los países que invierten más en investigación y desarrollo sobre ciencia y tecnología tienen mayores posibilidades de enfrentar mejor su futuro. Además, la formación del pensamiento computacional en la etapa escolar no solo es una tendencia internacional de muchos sistemas educativos, sino también una necesidad para desarrollar las competencias que serán necesarias en un mundo tecnificado. Por ello, si las mujeres no están optando por carreras vinculadas con estas áreas serán relegadas en las carreras que más demanda tendrán en el futuro, aquellas que pueden brindar, además, bienestar, sostenibilidad y desarrollo.
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