El conocido agente antiparasitario de amplio espectro conocido como ivermectina ha generado en el último mes un debate en la comunidad científica internacional, con relación a considerarlo como un método de prevención del contagio y acción terapéutica para casos de coronavirus.
En Argentina, a pesar de que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) no aprobó su uso ni en lo preventivo ni como tratamiento de la infección por COVID-19, algunas provincias han decidido avanzar en su aplicación para profilaxis del personal sanitario y como tratamiento para los pacientes contagiados.
La infectóloga del Hospital Penna, Laura Giordano, exhibió preocupación por la utilización «indiscriminada» del fármaco que ya hay en la ciudad, y sin todavía contar con un aval científico que determine la efectividad real de las dosis.
«Hay un montón de trabajos y estudios de revisión que se llaman metaanálisis, que consisten en gente que se dedica a juntar estudios de todo el mundo y analizarlos. En general la información que surge de los mismos es buena», expresó la especialista.
Giordano sostuvo que hasta el momento no hay entidades científicas que «avalen su uso y que controle o disponga cuántas son las dosis que hay que usar».
Además reconoció el riesgo mayúsculo de recetar la medicación por la responsabilidad que implica consumir «algo que todavía hoy es poco claro».
Consultada por los «efectos positivos» de la droga antiparasitaria, sobre los cuales la comunidad científica hoy avanza en su estudio, la infectóloga mencionó a «la reducción de la transmisión» como uno de los primeros ejes.
«Como la ivermectina tiene efecto antiviral in vitro experimentalmente en el laboratorio, tendría coherencia pensar en que tiene un efecto viral supresivo y que puede reducir la tasa de transmisión», argumentó.
En este marco, también habló de la disminución en la tasa de complicaciones y de la mortalidad, como otros puntos sujetos a plena investigación médica. Según, la doctora, hoy el fármaco podría utilizarse como profilaxis y para evitar contagios.
«El otro punto es tomarlo cuando uno tuvo contacto con alguien que tuvo COVID-19, lo que se denomina profilaxis post exposición, o hacerlo previamente si voy a estar expuesto a una situación laboral (Profilaxis preexposición)», ejemplificó.
Y agregó que «finalmente sería tomar una dosis cuando sé que ya estoy infectado prezcomente para impedir las complicaciones, o cuando ya estoy complicado para que esas dificultades sean lo más leve posible».
Giordano remarcó que hay muchas farmacias que ya comercializan la ivermectina «sin indicación de ningún profesional médico que se haga responsable», y los laboratorios «que ya están enviando muestras».
«La recomendación es que consulten con el médico y que este en lo posible haga, sino está totalmente de acuerdo con el uso, un control de la medicación. Que se use un consentimiento informado donde la persona acepta los riesgos de tomar algo que no está plenamente avalado por la comunidad científica», cerró.
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