Aunque su descripción anatómica data de comienzos del siglo XVI y existen informes de apendicectomías desde 1736, el descenso de la mortalidad por apendicitis no fue considerable hasta bien entrado el siglo XX. Una optimización en el proceso de diagnóstico, tratamiento, técnicas y procedimientos quirúrgicos ha aumentado el número de casos que pueden tratarse de forma precoz, sin que llegue al punto de perforarse y producirse una peritonitis.
Conocer bien qué es la apendicitis y cuáles son sus causas y síntomas es básico para actuar a tiempo y acudir al médico en cuánto nos surja la duda sobre si estamos ante un ataque de apendicitis.
¿Qué es la apendicitis?
La apendicitis es la inflamación de una pequeña bolsa intestinal de forma alargada y estrecha, de unos 5 o 6 centímetros de largo, siendo una parte del intestino grueso, concretamente el principio del colon y justo en el punto en el que se unen el intestino delgado y el colon. Un apéndice que puede llegar a infectarse e inflamarse.
La operación de apendicitis es la urgencia quirúrgica abdominal más habitual. El tanto por ciento de población afectada es de entre un 5 y un 15%, siendo frecuente padecerla entre los 10 y los 30 años.
Causas
La causa de su inflamación radica en la obstrucción del drenaje de la mucosidad que produce el apéndice. Esta mucosidad suele mezclarse con las heces, pero, al no tener salida, cualquier tapón provoca una dilatación en el apéndice. Al ir ensanchándose el apéndice su tamaño se incrementa, comprimiendo los vasos sanguíneos y llenándose de pus. Las paredes terminan necrosándose y, si no se trata con rapidez, el apéndice termina por romperse.
Este tipo de obstrucciones pueden tener como causas bien un aumento de los tejidos linfáticos debido a una infección bacteriana o viral, o bien un atasco producido por un tumor o por lombrices intestinales.
Síntomas de la apendicitis
Los síntomas de apendicitis pueden ser muy variados y no son siempre fáciles de detectar, especialmente en los casos de niños pequeños o en mujeres adultas en edad fértil. Uno de los síntomas más característicos un repentino y agudo dolor en el lado derecho de la parte inferior del abdomen. Un dolor que pasa de forma rápida de leve a agudo y se localiza en un punto también muy concreto, el punto de McBurney. Este dolor llega a ser tan intenso que impide hacer cualquier actividad, calmándose solo si se está en reposo.
Además de este dolor repentino que va desplazándose y empeora al mover o toser, los síntomas más frecuentes son:
• Una fiebre ligera que va incrementándose a medida que el proceso avanza.
• Náuseas y vómitos.
• Pérdida del apetito.
• Escalofríos.
• Hinchazón abdominal.
• Estreñimiento o diarrea.
• Flatulencia.
La apendicitis suele pasar por una serie de estadios que van desde la llamada apendicitis catarral, momento en el que tiene lugar la obstrucción, a la apendicitis flemonosa y necrótica, fases en las que se producen ulceraciones y el tejido se va distendiendo. El último estadio del proceso tiene lugar cuando el apéndice se perfora.
Prevención
Los especialistas señalan que, si bien no puede prevenirse, sí que es posible adoptar hábitos que reduzcan las posibilidades de desarrollarlo. Así, evitar el estreñimiento es una excelente forma de no tener atascos intestinales que puedan provocar obstrucciones. Para ello es aconsejable una dieta rica en fibra que facilite la digestión y el tránsito intestinal. También se recomienda llevar un estilo de vida tranquilo, sin estrés.
Si ya se está en las fases iniciales del proceso de apendicitis, se aconseja tomar antibióticos que frenen la multiplicación de microorganismos, minimizando los efectos de la enfermedad.
Tratamientos para la apendicitis
Además de medidas preventivas, el tratamiento en el caso de que el proceso se complique y agrave es la extirpación quirúrgica del apéndice.
En un primer momento es preciso hacer una tomografía que revele el absceso, la inflamación, y comenzar el tratamiento con antibióticos. Se trata de reducir el foco de infección e inflamación para poder extirpar el apéndice cuánto antes y evitar que vuelva a dar problemas. En el caso de personas con sobrepeso y personas mayores suele recurrirse a hacer una laparoscopia.
La apendicitis tiene como fase final la peritonitis, fase más grave y en la que ya se ha perforado el apéndice, y fue hasta comienzos del siglo XX una enfermedad con una alta tasa de mortalidad. Los avances en el diagnóstico, los tratamientos antibióticos y las técnicas quirúrgicas supusieron una disminución del número de muertes por apendicitis. La tasa de mortalidad por apendicitis es en la actualidad de un 0.1% y entre un 0.6% y un 5% en los casos en los casos de peritonitis. También pueden surgir complicaciones por diagnósticos tardíos en personas de edad avanzada, mujeres embarazadas y lactantes.
Tras la operación no suele haber complicaciones, siendo la recuperación breve si se realiza a tiempo y el apéndice no se perfora en el transcurso de la intervención.
Esta información no sustituye en ningún caso al diagnóstico o prescripción por parte de un médico. Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.
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