Un accidente cerebrovascular o ACV ocurre cuando se interrumpe el flujo de sangre hacia el cerebro. Durante un ACV, la falta de flujo sanguíneo puede ser causada por un coágulo (ACV isquémico) o por la ruptura de un vaso sanguíneo (ACV hemorrágico). Según expertos, es la tercera causa de discapacidad en Colombia y la segunda causa de muerte en el mundo.
En Santander, según el Observatorio Departamental de Salud, 3.800 personas al año presentan un ACV, de esa cifra, solo el 20% recibe tratamiento oportuno.
Según explicó Daniel Mantilla García, director del Servicio de Neurointervencionismo de la Clínica Foscal, “el 80% restante que no recibe tratamiento es porque se ha pasado el tiempo, porque no identifican bien los síntomas o porque llegaron a un centro de urgencias donde no se tiene la atención especializada y no hubo una revisión oportuna”.
De acuerdo con la Asociación Colombiana de Neurología, cada año más de 45 mil colombianos sufre un accidente cerebrovascular, por eso la importancia de detectar a tiempo los principales síntomas, para atenderlo con prontitud y evitar secuelas perjudiciales.
Tener un lado de la cara caído o dormido, dificultad para hablar, debilidad en los brazos, dolor de cabeza intenso, mareos repentinos, confusión, problemas para ver en uno o ambos ojos y dificultad para caminar, son los principales signos de alarma.
“Cuando la persona no recibe tratamiento oportuno la discapacidad va a ser permanente, por eso la importancia de aprender a reconocer los síntomas y más aún saber a qué centro médico acudir, pues muchas veces las personas acuden a una institución de salud que no tiene el tratamiento, y es allí donde se pierde tiempo valioso en esta carrera contrarreloj”, señaló Mantilla García.
En Bucaramanga y el área metropolitana los servicios de urgencias de la Clínica Foscal, la Fundación Cardiovascular de Colombia, FCV, y el Hospital Universitario de Santander, HUS, son los centros médicos especializados en atención a esta enfermedad.
Sin embargo, en tiempos de pandemia las solicitudes de atención médica a pacientes con ACV han disminuido notablemente por temor a salir de casa y contagiarse de COVID-19.
“Hemos visto cómo existe un aumento de pacientes con ACV de tipo isquémico, que por temor al contagio no consultan a tiempo, dificultando que les otorguemos tratamiento oportuno”, agregó el médico de la Foscal. Además enfatizó que las áreas de urgencias en donde se atienden pacientes respiratorios están debidamente diferenciadas y aisladas de aquellos pacientes que consultan por otras patologías.
Una encuesta reciente de la Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares, revela que los ingresos a hospitales por ACV a nivel mundial han disminuido entre un 50% y 70% en comparación con el año anterior.
Actuar a tiempo cuando se sospecha un accidente cerebrovascular puede marcar la diferencia entre la muerte, la discapacidad permanente, la ocurrencia de otro ACV y la recuperación del paciente. Por cada minuto sin tratamiento después de un accidente cerebrovascular el cerebro pierde 1.9 millones de neuronas. Por cada hora sin atender, el cerebro envejece 3,6 años.
¿Se puede prevenir?
El 80% de los accidentes cerebrovasculares se pueden prevenir si se tienen en cuenta medidas para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular como: reducir el consumo de alcohol, reducir el colesterol en sangre, controlar la diabetes, hacer ejercicio con frecuencia, seguir una dieta equilibrada y sana, controlar la presión arterial, dejar de fumar y mantener un peso saludable.
“El consumo de tabaquismo aumenta hasta 17 veces el riesgo de un ACV y los niveles altos de colesterol aumentan la formación de coágulos. A pesar de la pandemia hay que asistir de manera regular a los controles de sus enfermedades de base o factores de riesgo cerebrovascular, que podrían desencadenar en un ACV”, recomendó el Director del Servicio de Neurointervencionismo de la Clínica Foscal.
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