Las emergencias de salud y la sensibilidad interoceptiva modulan la percepción del uso de drogas no basado en evidencia: hallazgos del brote de COVID-19
Introducción
La toma de decisiones clínicas es un proceso cognitivo complejo, basado en la recolección de evidencia semiótica y empírica, que permite la formulación de un diagnóstico y la posterior selección de tratamientos específicos. Cada caso médico puede implicar una cantidad crítica de incertidumbre con respecto a su resultado y, como tal, implica un componente de toma de riesgo putativo.
Los investigadores, junto con los formuladores de políticas, han intentado mejorar y estandarizar el proceso de toma de decisiones clínicas mediante la implementación de un conjunto de reglas capturadas bajo el término general de “medicina basada en evidencia” (MBE). Desde su introducción, se ha elaborado un compendio de guías de MBE para formalizar los diferentes procedimientos médicos.
El componente emocional que afecta la toma de decisiones clínicas también podría comprender la gravedad percibida de la situación clínica del paciente. En un estudio reciente, Martínez-Sanz y colegas investigaron el proceso de toma de decisiones clínicas durante la pandemia de COVID-19. Demostraron que la heterogeneidad de las decisiones terapéuticas aumentaba a medida que empeoraba el escenario clínico, lo que indica que la gravedad clínica atenúa la tolerancia del médico a la incertidumbre y afecta el proceso de toma de decisiones.
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