Al hablar de la calidad ambiental de una ciudad como Bucaramanga, se asume con facilismo que hablamos únicamente de la vegetación, o del aire, o del ruido, factores estos que, obviamente, son esenciales en el concepto, pero que están también asociados con decenas de otros elementos, incluso algunos de índole cultural, que afectan la salud del entorno. Esto no demerita en nada la buena intención y el proyecto mismo de corredores ambientales que acaba de proponer la alcaldía de Juan Carlos Cárdenas.
En realidad, la situación que Bucaramanga y el área metropolitana viven en términos ambientales es preocupante, especialmente porque en los últimos años ha habido un embate contra el sistema ecológico en general, que lo ha afectado gravemente y, sumado a esto, ha habido falta de acción de los gobiernos para hacer respetar nuestro entorno. En el área urbana de Bucaramanga, por ejemplo, la deforestación causada por las obras civiles ha sido inmensa y la reposición del daño causado nunca se vio.
Así mismo, diversas acciones humanas han estado atentando contra centenares de fuentes hídricas que recorren la ciudad; la gran variedad de flora y fauna ha ido también desapareciendo por el avance avasallador de las ciudades; la incultura ciudadana hace que toneladas de basura, escombros y toda clase de desperdicios caigan a estas quebradas o se instalen en las laderas de la escarpa, afectándola de varias maneras; la manifestación cada vez más frecuente de olores nauseabundos y nocivos que viajan desde Girón hacia la meseta sin control alguno; el evidente retraso acumulado en el combate a la erosión que hace años alcanzó a estar controlada, son solo algunos de los factores que nos han transformado de una ciudad modelo en ecología, en un caos ambiental.
Los corredores ambientales que propone esta administración ayudarían, por supuesto, a mejorar esta situación, pero así como esperamos que tan ambicioso proyecto marche a la velocidad que lo hacen los factores contaminantes, necesariamente hay que articular esto con el eterno problema de El Carrasco, con una política integral de reciclaje, con la eliminación pronta y efectiva de las fuentes de contaminación del aire, es decir, que haya una planificación ambiental que reúna en toda su complejidad el tratamiento de los múltiples factores que nos han traído a esta baja calidad ambiental y que pasemos del nivel de los controles al de las estrategias de fondo y de largo plazo que nos permita dejarle una mejor ciudad a las futuras generaciones.
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