En la crisis sanitaria la tecnología ha jugado un papel determinante en el desarrollo de muchas actividades en diversos sectores productivos, de igual forma ha sido concluyente en la presteza docente en todos los niveles de educación.
Para los maestros y para los alumnos la tecnología fue un elemento fundamental para rescatar el ciclo escolar 2019-2020. Y será también un importante recurso para el inicio del nuevo periodo educativo que en los niveles de básico y medio básico inicia mañana. Las universidades públicas y en las privadas -algunas de éstas ya iniciaron- arrancan el 2 de septiembre.
La pandemia ha obligado a todos los ciudadanos a cambiar muchos hábitos, incluso aquellos que siguen sin creer en la letalidad del virus. Y uno de esos cambios se ha dado en la actividad docente. Hace algunas semanas académicos de diversas instituciones de educación superior tanto privadas como públicas, en diversos foros de debate organizados de manera virtual por entes públicos y asociaciones civiles, compartieron su experiencia de impartir sus cursos en línea, a raíz de la crisis sanitaria provocada por el virus Sars Cov 2 que causa el COVID. Los planteamientos fueron muy diversos, pero todos invitando a la reflexión y a valorar más lo que se tiene y que no se puede disfrutar por el riesgo al contagio.
Los posicionamientos coincidieron en las ventajas tecnológicas, que les permitieron concluir con éxito los programas curriculares, a los alumnos no perder el ciclo escolar y continuar con sus estudios en los niveles medios superior y superior.
Otra coincidencia de los académicos fue sin duda que a pesar de las bondades de la tecnología y a que las clases virtuales permiten interacción con los estudiantes, sería muy lamentable que la enseñanza en línea sea el futuro. Pues no hay nada mejor como transmitir el conocimiento de manera presencial y tener un contacto más directo.
Sin duda la tecnología es una valiosa herramienta, porque permite acercar a las personas y a mantenerlas comunicadas y facilita de cierta forma adquirir el conocimiento, pero no puede ser una constante la convivencia con los semejantes a través de un monitor, como sucede con las clases en línea.
Es por eso que los académicos que participaron en los diversos foros y a través de sus propias redes sociales, insisten en la necesidad de tomar en cuenta las recomendaciones protocolarias para la prevención, y con ello contribuir a reducir los contagios para así reducir los tiempos en línea y regresar a las clases presenciales.
Lamentablemente las voces de estos académicos, poco se escucharon, diversos sectores de la población mexiquense ignoran las advertencias y hacen su vida como les place, a pesar de los muertos que se han registrado y la cantidad de personas internadas en los hospitales para la atención del COVID. Es precisamente por este tipo de ciudadanos que creen más en la desinformación, lo que hace cada vez más lejano el regreso a las aulas y clases presenciales.
Y ante esta situación es que hay expresiones de sectores conservadores de la población que exigen se impongan medidas más restrictivas, ante la permanencia del semáforo en naranja y el estado de máxima alerta en el que se encuentra la entidad. Para otros estas posiciones son extremistas y apuestan a crear conciencia sin imposición.
El punto es que hay muchos afectados, entre ellos los niños y jóvenes. Ojalá se cree realmente más conciencia y se logré lo que todos deseamos. Clases presenciales y actividades laborales sin riesgos.
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