Diego Armando Maradona, Pelusa, murió este mediodía, a los 60 años. Fue el argentino más “argento” y más universal de todos los tiempos.
Lo habían operado semanas atrás y permanecía con asistencia médica en una casa de Nordelta, en el norte del conurbano bonaerense. Las primeras informaciones indican que sufrió un paro cardíaco del que intentaron reanimarlo sin éxito, según aseguraron desde su entorno a la agencia de noticias Télam.
La familia y los médicos de Maradona habían decidido su traslado momentáneo a esa casa. Era hasta definir las características de un tratamiento para rehabilitarlo de su adicción al alcohol y su dependencia a los fármacos.
Según su entorno, se levantó esta mañana en buen estado, como durante los días previos. Tomó la medicación indicada por los médicos y se fue a recostar, una rutina que cumplía habitualmente desde su alta del sanatorio. Cuando estaba en la cama sufrió una descompensación cardíaca. Los presentes intentaron reanimarlo, pero no reaccionó.
Al momento de su muerte no había familiares en la casa. Lo acompañaban una enfermera, una asistente terapéutica, un psicólogo, un psiquiatra, y otros médicos.
Surgido de Villa Fiorito, un barrio de emergencia del partido de Lanús, Maradona cambió la historia del fútbol mundial.
Desde el presidente Alberto Fernández y la vicepresidente CFK, pasando por Horacio Rodríguez Larreta y otras figuras de la política local y mundial, las redes sociales desbordan de mensajes. También de personalidades de todos los ámbitos. Y especialmente del “pueblo maradoniano” que se volcó a la calle, a la cancha de Argentino Juniors, de Boca, y las plazas. Desde el Gobierno Nacional dejaron trascender que la familia habría aceptado realizar el funeral en la Casa Rosada.
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