«Aunque más del 90 % de los embarazos llegan a término con normalidad, la vida fetal sigue siendo una de las fases de mayor riesgo para el ser humano. Uno de los principales problemas no resueltos aún es la prematuridad extrema (seis meses o menos). Esta casuística afecta a 25.000 familias cada año solo en Europa. A pesar de los grandes avances médicos, importantes estudios recientes en Suecia y los Estados Unidos señalan que no se han conseguido mejoras claras en los últimos veinte años. La supervivencia, incluso en unidades de excelencia, es baja (entre el 25 y el 75 %), y el 75-95 % de los supervivientes presentan secuelas.
La razón de estos datos es que, antes de los seis meses de embarazo, los pulmones, los intestinos y el cerebro del feto están poco desarrollados. Un recién nacido prematuro extremo es, en realidad, un feto que debe sobrevivir en un entorno muy antinatural. Con menos de 1.000 gramos de peso, cambios de temperatura, respiración mecánica y alimentación por sonda, su sistema nervioso, pulmones, corazón, intestinos y riñones sufren un gran estrés, que puede ocasionar graves secuelas en la edad infantil y adulta.
La placenta artificial es una idea con más de sesenta años de existencia. Sin embargo, solo en los últimos diez años los avances existentes han dado pie a pensar hoy en su aplicación real clínica. El proyecto de placenta artificial representa un gran reto médico y tecnológico, y precisa de muchas áreas de investigación puntera para su realización, ya que es necesario transportar con éxito un feto de entre 500 y 1.000 gramos desde el útero materno hasta una bolsa artificial donde, rodeado de líquido, su cordón debe seguir recibiendo oxígeno y alimentos.
Un proyecto pionero y único en Europa
La Fundación ”la Caixa” destinará cerca de 7 millones de euros a este proyecto pionero, que se desarrollará en dos fases a lo largo de cinco años. La primera fase, en la que se invertirán 3,35 millones de euros, se centra en el desarrollo y la validación experimental, mediante el uso de un modelo animal ovino, para más adelante trasladarlo a la práctica clínica si se cumplen los indicadores de éxito. Al final de la primera fase, un panel de expertos valorará los avances alcanzados, y se decidirá si se inicia la fase preparatoria para la aplicación clínica. En la segunda fase, se evaluarán los efectos ya a largo plazo en el desarrollo cerebral, cardíaco, pulmonar y etabólico, y se introducirán mejoras principalmente en el
ambiente y la nutrición para conseguir el mejor sistema.
Hace más de diez años que la Fundación ”la Caixa” impulsa proyectos innovadores para
mejorar la vida desde la vida fetal hasta la infancia.
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