Dr. Jorge Antonio Ortega G.
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En primer término cabe destacar que la segunda invasión del General Morazán a Guatemala era injusta y además ilegal, porque carecía de fundamento Constitucional para ejercer la presidencia de la Federación.
“(…) El presidente general Francisco Morazán, habiendo tenido a la vista el decreto de su nombramiento fechado el 2 de febrero de 1835, constató su periodo había finalizado el día 1 de febrero de 1839 y en el momento mismo, respetuoso como lo ha sido siempre este general a la Constitución manifiesta al ciudadano vicepresidente, que no podía estar un solo instante al frente del gobierno, por haber cumplido su misión constitucional a la fecha indicada (…)”.
El doctor Mariano Gálvez laboró como jefe del Estado de Guatemala del 1837 a 1838, etapa en que se enfrentó a muchísimas dificultades, en una situación de suma violencia, incomprensión y convulsiones políticas. Trató de introducir cambios estructurales positivos en las instituciones del Estado, adelantándose a su época. Pero su talento y sus buenas intenciones descollaron en vano. El panorama se había ensombrecido a tal grado que la gente ya no podía vivir con tranquilidad. El país caminaba sin rumbo cierto, en completa anarquía, sin respeto a las autoridades, y a veces en completo reto a las instituciones.
El Partido Liberal se dividió en ministerial, que apoyaba al gobierno, y opositores que lo combatían, cuyo dirigente era el ciudadano José Francisco Barrundia, quien con su fogosidad intransigente y su oposición imprevisora provocó al final la caída del gobierno liberal.
…La profunda inestabilidad política que aquejaba al gobierno forzó al doctor Gálvez a dejar el poder…
La sublevación de los montañeses iba en aumento con cada vez mayor número de seguidores. A esto se sumó el terror que provocó en las grandes masas campesinas el cólera morbus, peste mortal que se convirtió en el detonante del levantamiento general, el fanatismo pregonó la versión de que el gobierno había mandado a envenenar el agua de los ríos.
Morazán debió prestar auxilio oportuno a Gálvez. Este apoyo era una obligación constitucional, ya que el más importante de los Estados de la Federación corría grave peligro, pero el presidente federal no quiso atender las repetidas solicitudes de ayuda que le formuló el doctor Gálvez.
Así que la profunda inestabilidad política que aquejaba al gobierno forzó al doctor Gálvez a dejar el poder, a ceder el empuje de las fuerzas conservadoras el 2 de febrero de 1838 y, en consecuencia, el 13 de abril del mismo año el jefe de los montañeses sublevados, Rafael Carrera, entró triunfante en la ciudad de Guatemala.
El primer acto de gobierno entrante fue restituir en su puesto como jefe de Estado al doctor Mariano Rivera Paz, quien había sido retirado del cargo por disposición de la Asamblea, que cedió a la presión ejercida por Morazán. Por otra parte, Carrera, al mando de sus tropas, se puso a las órdenes de Rivera Paz.
La ruptura del pacto federal fue un acontecimiento extraordinario que reflejó la crisis constitucional en el que vivían las naciones centroaméricanas. El Congreso Federal, reunido en San Salvador el 18 de mayo de 1838, autorizó a los estados para que organizasen con presidencia de las leyes nacionales, mientras se reformaba la Carta Fundamental de la República.
En tales circunstancias, se llegó al 2 de febrero de 1839 sin que se hubiese elegido diputados al Congreso, magistrados a la Corte Suprema y jefes del Ejecutivo; por lo tanto, la República Federal quedó acéfala y, de hecho, disuelto el Pacto de la Federación
Centroamericana.
Enseguida, y en presencia de estos sucesos consumados e irreversibles, el Estado de Guatemala promulgó la Ley Constitutiva del Supremo Poder Ejecutivo, el 29 de noviembre de 1839, en la que declaraba su autonomía jurídica. De esa manera, el doctor Mariano Rivera Paz fue reconocido como el primer presidente del Estado de Guatemala (González, R. 1998).
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