El intenso verano que se soporta en Santander le pasó factura al río Suratá, principal fuente de abastecimiento de agua potable de los bumangueses. Su nivel, en estos momentos, es muy bajo para garantizar el suministro del preciado líquido a todos los ciudadanos de Bucaramanga, Floridablanca y Girón.
Así que frente a esta situación y con base en los pronósticos del Ideam, la Alcaldía de Bucaramanga y el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga, amb, acordaron iniciar tratamiento y potabilización del agua captada en el embalse, ubicado a 12 kilómetros del casco urbano de la capital santandereana, 600 metros aguas arriba de la confluencia de los ríos Tona y Suratá, para garantizar la conducción del recurso a los 307 mil suscriptores que tiene la empresa de acueducto, así como a los demás beneficiarios del servicio en el área.
Esta infraestructura, tal y como lo confirma la misma empresa de servicio público, es nueva, nunca se había utilizado pese a que su llenado se completó en 2016. Es decir, desde su construcción, el agua se venía almacenando sin ningún tipo de uso; en un principio porque estaba pendiente la instalación de la línea de aducción y, luego, porque no había motivo para utilizar la reserva.
Dicha línea de aducción, terminada en agosto de 2021, es la que se encarga de transportar el agua cruda entre el embalse y la planta Rafael Ardila Duarte, y entre la derivación hacia la planta de tratamiento de Bosconia.
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Hernán Clavijo, gerente general del Acueducto explicó que “en este momento estamos aportando un caudal promedio de 700 litros de agua por segundo provenientes del embalse de Bucaramanga, así cumplimos con nuestra capacidad operativa y aseguramos, pese a las condiciones climáticas de la región, la continuidad del servicio a toda el área metropolitana”.
De acuerdo con Clavijo, el río Suratá está por debajo de la mitad de su caudal normal. En épocas normales conduce cerca de 7.000 litros de agua por segundo y ahora mismo está por el orden de los 2.670 litros de agua por segundo.
El gerente del amb, en diálogo con Vanguardia, reconoció que “el embalse es un seguro importante con el que cuenta el Acueducto Metropolitano. Sin embargo, dependemos de que la alta montaña siga produciendo su suficiente caudal de agua para que llegue para el suministro de los ciudadanos, por eso estamos invirtiendo en infraestructura y en la protección de las cuencas hídricas”.
El alcalde de Bucaramanga, Juan Carlos Cárdenas Rey, aseguró que este es uno de los proyectos más importantes desarrollados en Colombia, durante los últimos años, “si no tuviéramos embalse y planta de tratamiento en Bosconia, estaríamos suministrando agua en tanques a todos los barrios. Actualmente (con el embalse) tenemos suministro de agua para los próximos 25 años”.
El mandatario local añadió que esto que está ocurriendo es una alerta, “tenemos que cuidar el agua y aprovecharla al máximo”.
Clavijo, por su parte, agregó que si bien no se podría hablar de un racionamiento si no se tuviera el embalse, sí estarían las alarmas encendidas porque el bajo caudal del río hace difícil la captación y vuelve frágil el sistema.
“Previendo esta situación se construye el proyecto de regulación del río Tona – Embalse de Bucaramanga, que contempla el embalse, la línea aducción, la planta Rafael Ardila Duarte y la conducción hacia los demás tanques, que en total son 42”, acotó.
El embalse de Bucaramanga, cuyo costo ascendió a los $259 mil millones, cuenta con un sistema denominado ‘morning glory’. Se trata de una especie de ‘sifón’ de 20 metros de diámetro y 45 metros de longitud, que garantiza la estabilidad de la presa en caso de la ocurrencia de crecientes del río Tona.
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