Desde que se reportó el primer caso de Covid-19 en Nicaragua, el 18 de marzo del año pasado, a los médicos independientes se les abrió un nuevo frente de lucha, en un contexto de fuerte represión por parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, el cual se negó ha poner en marcha las medidas adecuadas para contrarrestar la propagación del virus y el impacto de la pandemia en el país.
Cuando la pandemia se estableció en el país, el Gobierno se negó a declarar una cuarentena, como lo hicieron los otros países centroamericanos; no cerró fronteras, ni suspendió el ciclo escolar. Por el contrario, el régimen Ortega Murillo se ha caracterizado por impulsar actividades multitudinarias que promueven el contagio del virus, como la manifestación que convocó en marzo del año pasado, que llevó por nombre “Caminamos con la fuerza de la fe y esperanza. Amor en tiempos del Covid-19” y los eventos turísticos de la pasada Semana Santa.
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Además, la dictadura se ha esmerado en manipular y ocultar la información sobre la enfermedad, situaciones que en reiteradas ocasiones han sido señaladas por los galenos, los que hoy están en la mira del régimen, amenazados con la llamada Ley Mordaza.
Declaraciones que molestan al régimen
El régimen Ortega Murillo no declaró cuarentena en Nicaragua con el argumento de no golpear más la economía del país, afectada por la crisis sociopolítica y eligió el camino opuesto a las recomendaciones de los organismos internacionales de la salud para contrarrestar la pandemia.
El 15 de abril del año pasado, Ortega apareció en cadena nacional obligatoria de radio y televisión y dijo que si en Nicaragua se dejaba de trabajar, el país se moriría. «Y si el país se muere, el pueblo se muere. Imagínense si mandamos a la Policía a aislarse y al Ejército a aislarse… desaparece el país”, manifestó en ese momento.
Y Nicaragua prometió convertirse en la Suecia centroamericana
El país escandinavo, séptimo lugar en el ranking de países más felices del mundo, según Naciones Unidas, inspiró a la pareja Ortega Murillo a seguir sus pasos ante el manejo de la crisis sanitaria. Sin embargo, especialistas aseguraron en ese momento que la diferencia era que Nicaragua había tomado esa ruta sin asesoría técnica-científica, con grandes brechas educativas y sin transparencia. Además, el modelo sueco también colapsó.
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En ese momento, el epidemiólogo Álvaro Ramírez manifestó que lo único que se podía rescatar del Libro Blanco del régimen era que dejaba claro que apostaba por la inmunidad de rebaño, que es cuando entre un 60 y 80 por ciento de una población se expone a un agente infeccioso, con el objetivo de buscar la inmunidad. El problema con eso es que responde a una decisión arbitraria, de querer asemejarse a la intervención desarrollada de Suecia, que ya estaba fracasando, explicó el médico.
Ramírez sostuvo que por ningún lado del documento se encontraba la base científica de la decisión tomada, ni los racionamientos socioeconómicos y estructurales, como la calidad de servicio de salud comparados con los de Suecia. “El modelo que ellos van a hacer es el modelo de representación de genocidio humanitario, porque el país de Nicaragua no está preparado para una decisión de salud pública de ese nivel”, dijo el epidemiólogo.
La manipulación de la información que los médicos denuncian
El Ministerio de Salud (Minsa) comenzó a brindar informes diarios sobre la situación de la pandemia en Nicaragua, pero con un juego de palabras que intentaban confundir a la población. El doctor Carlos Sáenz, secretario general del Minsa era el encargado de los informes y se hizo famoso por sus frases «es un caso importado» o que un paciente se encontraba «delicado pero estable». En ese momento, los especialistas señalaron que esos términos eran empleados para ocultar la verdadera situación que enfrentaba el país.
En mayo de 2020, cuando se registró un fuerte incremento de contagios de Covid-19, en Nicaragua la tasa de letalidad llegó al 31 por ciento, siendo la cifra más alta a nivel mundial. Pero seis meses después, ese porcentaje bajó hasta 2.9 por ciento.
El 11 de septiembre de 2020, médicos independientes explicaron que ese dato (2.9 por ciento) no reflejaba el impacto real de la pandemia debido a que el régimen ocultaba la cifra de contagios y muertes por Covid-19, con respecto al nivel de incidencia que registraban los médicos independientes. El Observatorio Ciudadano Covid-19 Nicaragua, conformado por un equipo interdisciplinario de voluntarios, reportaba más casos sospechosos de la enfermedad y muertes que las cifras oficiales.
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El epidemiólogo Leonel Arguello declaró en ese momento que el problema en Nicaragua era que no le estaban dando la verdadera información a la población. «Vemos que en todos lados (países) las proyecciones se hacen por casos, pero aquí no tenés datos”, dijo.
Por su parte, el doctor José Luis Borgen, a quien el régimen amenazó este jueves con la Ley de Ciberdelitos, explicó que si bien el Gobierno minimizaba los casos de contagio por coronavirus en el país, donde más se “esmeraban” era en disminuir los casos de muertes.
“La tendencia del Ministerio de Salud es a minimizar los casos de Covid-19 y eso lo han venido haciendo paulatinamente. Cada semana, ellos reportan un menor número de casos, pero donde más se esmeran es en la mortalidad», expresó en su momento.
Lo dicho por Borgen en ese entonces se comprobaría más tarde con las mismas estadísticas del Minsa, ya que estas registraron un comportamiento inusual en 2020.
Al analizar las causas de fallecimientos en el Mapa de Salud Nicaragua de 2020, varias enfermedades fueron sobrecargadas para mantener la baja letalidad por Covid-19 en el país.
Por ejemplo, en 2019, 3,097 nicaragüenses murieron por infarto agudo del miocardio, pero en 2020 esa causa de fallecimiento se disparó a 5,174 decesos, es decir, 2,077 casos más. La diabetes mellitus provocó la muerte de 2,253 personas en 2019, pero en 2020 se disparó a 4,132, es decir 1,879 más; y mientras 539 nicaragüenses murieron por neumonía en 2019, en 2020 esa enfermedad fue la causa de 2,844 nicaragüenses. Los médicos no se explican cómo se pudieron dar esos incrementos en esas enfermedades de un año para otro, rompiendo la tendencia que traían.
Actividades multitudinarias no abona a enfrentar la pandemia
El 9 de mayo de 2021, el epidemiólogo Leonel Argüello aseveró que en Nicaragua, tanto el Gobierno, como la sociedad deben esforzarse por parar el contagio de Covid-19. “¿De qué sirve vacunar y hacer medidas de prevención si estás promoviendo el contagio?”, señaló.
“Continúa la política de no mostrar todo lo que está sucediendo, y cuando vos no enseñás la realidad, la gente no está alerta. Esto va para arriba, la diferencia con el año pasado es que no va de manera explosiva, sino que va de manera progresiva hacia arriba”, advirtió Argüello.
La advertencia del galeno no se ha visto reflejada en las cifras de muertes por Covid-19 del régimen, ya que el Minsa reporta semanalmente una muerte a causa de la enfermedad, pero sí en el incremento de contagios. El pasado martes, la entidad admitió que 341 nicaragüenses se contagiaron con coronavirus en el trayecto de una semana, una cifra superior a los 45 nuevos casos que se reportaron a mediados de marzo último, cuando comenzó el incremento de casos que aún no ha llegado a su culmen.
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El epidemiólogo Ramírez también aseveró en declaraciones anteriores que las aglomeraciones que se dieron en el país durante la Semana Santa provocaron que la curva epidémica empezara a presentar un incremento exponencial.
“Todavía el año pasado, la gente escuchó el llamado a autocuarentena, había más temor y los mercados estaban cerrados para estas fechas, ahora no, ahora los mercados están abiertos y la contaminación comunitaria del Covid ha aumentado. Significa que las tasas de ataques, el número de enfermos y el número de hospitalizados va a ser mucho mayor que lo que nosotros observamos el año pasado, porque el Covid ya está distribuido en todo el territorio nacional”, señaló.
Siguiendo esta línea, Argüello sostuvo que la Semana Santa influyó significativamente en el índice de contagios. “Se sigue contagiando intencionalmente a la gente. A estas alturas no podemos decir que el que se contagia fue de manera accidental, no es cierto; ya sea por las aglomeraciones que hace el Gobierno o por tu propia decisión, porque a final de cuentas, el Gobierno puede decir que vayas, pero vos no le hacés caso. Aquí es un asunto de la responsabilidad individual”, concluyó.
Médicos también han demandado ser incluidos en la vacunación
El 19 de marzo de este año, los médicos independientes demandaron al régimen ser incluidos de inmediato en el plan de vacunación para poder atender con seguridad a los pacientes con Covid-19. El personal de salud está a diario en la primera línea combativa del virus, por lo que su petición es parte de su derecho, expresaron.
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“Demandamos al Minsa vacunar inmediatamente a todos los trabajadores del sector salud, público y privado: médicos, odontólogos, enfermeros, auxiliares de enfermería, técnicos quirúrgicos, técnicos de rayos x, sicoterapeutas, laboratoristas, otro personal de salud, camilleros, conductores, afanadores, conserjes, personal de seguridad y administrativo”, exigió la Asociación Médica Nicaragüense mediante un pronunciamiento.
Los médicos aclararon que el llamado no consistía en detener la inmunización en pacientes vulnerables sino «agilizar» ese proceso y alcanzar al menor tiempo el mayor número de personas que estén entre los grupos prioritarios, a como lo establece la Organización Mundial de la Salud (OMS), que incluye a pacientes con comorbilidades y trabajadores de la salud.
Los galenos afirmaron que la falta de acción del régimen y la negligencia de no proveer equipos de protección personal a los trabajadores de la salud se ha visto reflejada en los contagios y muertes registradas en ese sector durante el primer año de pandemia.
El régimen no atendió ese llamado y no incluyó al personal de salud entre los primeros grupos prioritarios para vacunar. En las últimas semanas varios doctores han sido reportados por colegas como fallecidos por la enfermedad.
Según el Observatorio Ciudadano Covid-19 Nicaragua, desde que el llamado “nuevo coronavirus” entró al país, al 14 de julio, 1,145 trabajadoras y trabajadores de salud han sido reportados con sintomatología asociada o presuntiva de Covid-19; así como 149 muertes acumuladas.
El Observatorio Ciudadano recuerda semanalmente al régimen que debe vacunar al personal sanitario y quizá esa sea una especie de piedra en el zapato. Además, los médicos independientes han referido que el proceso de inmunización contra el Covid-19 en el país es muy lento, contradiciendo a la propaganda del régimen que muestra diario imágenes de simpatizantes siendo vacunados.
Amenazan a médicos con Ley Mordaza
Este jueves, los médicos independientes José Luis Borgen y Carlos Quant comparecieron “con carácter obligatorio”, a la Dirección de Regulación Sanitaria y la Dirección de Asesoría Legal del Minsa, donde fueron cuestionados por las valoraciones técnicas que hacen en los medios de comunicación relacionadas con la pandemia y para “recordarles” la existencia de la Ley de Ciberdelitos, también llamada Ley Mordaza.
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Al salir de la entrevista, el doctor Borgen comentó que los funcionarios públicos le advirtieron que “tuviera cuidado” con las declaraciones que emite sobre el manejo del Covid-19 en Nicaragua y lo intimidaron con aplicarle dicha Ley en caso de incurrir a “noticias falsas que crean alarma en la población”.
“Lo que me dijeron básicamente es que en las expresiones que estoy dando en algunas entrevistas estoy diciendo cosas falsas que están creando alarma en la población y prácticamente recordarme la Ley del Ciberdelitos o Ley Mordaza y que prácticamente el Minsa emite sus mensajes semanales y que esa es la información que se debe de manejar», declaró.
Por su parte, el médico infectólogo Carlos Quant manifestó que las autoridades sanitarias también le mencionaron que varios especialistas de la salud han brindado información falsa sobre el comportamiento del Covid-19 y le recalcaron que la única fuente oficial encargada de emitir ese tipo de información es el Minsa.
“Obviamente yo no me siento amenazado, ni mucho menos, porque no ando diseminando información falsa. No sé cuál es la razón de esta citatoria, nosotros solo tratamos de brindar información de protección sobre la pandemia para que el virus impacte menos en la población”, aseguró.
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