A los 93 años, y luego de 63 años de ejercer la medicina en esta comunidad, falleció el doctor Ramiro Villarreal, quien apenas hace 6 meses se había retirado de la profesión a consecuencia de la pandemia.
El fallecimiento de querido médico, a quien sus pacientes lo recuerdan por su entrega y generosidad, provocó honda tristeza entre miles de personas que lo conocieron y recibieron algo del segundo pediatra en llegar a Monclova.
Originario de San Buenaventura, el doctor Villarreal empezó a ejercer su profesión en 1957, hasta marzo de este 2020. Por la pandemia se vio en la necesidad de retirarse del consultorio en la Clínica San Martín, por donde pasaron tres generaciones de habitantes de este región.
El médico tenía el don de dar, por eso a los pacientes de escasos recursos no les cobraba consulta e incluso cuando era necesario el traslado a otra ciudad les costeaba el viaje, recuerda su hijo, el también médico pediatra Ramiro Villarreal.
Era tanto el agradecimiento de las personas hacia la generosidad del médico, que le llevaban cabritos, gallinas o frutas cosechadas en las rancherías.
Sus pacientes a quienes vio desde bebés lo siguieron hasta el último día que dejó de ejercer, por eso era común observar en su consultorio a adultos mayores quienes confiaban en él.
El doctor Villarreal contraje matrimonio con María de Lourdes González, con quien compartió la vida durante 61 años, y de su unión nacieron 4 hijos quienes a su vez les dieron 12 nietos.
“TRABAJARÉ HASTA QUE DIOS ME RECOJA”
“Trabajare atendiendo niños hasta que Dios me diga: se te llegó la hora chiquito”.
Fueron las palabras del doctor Ramiro Villarreal en una entrevista que concedió a La Prensa en julio del 2017, y así lo hizo. Tenía entonces 90 años de edad y 60 de ejercer la medicina.
La pediatría fue su pasión y la profesión que un día eligió y que le ha permitido atender a miles de niños de varias generaciones.
Esta pasión por la pediatría le dio una gran reputación; y además la heredó a uno de sus hijos y un nieto.
Sus inicios como pediatra los llevó en esta ciudad en la clínica Obrera de la sección 147 donde reconoce el incondicional apoyo del médico cirujano Ulises Dávila a quien le guarda honor inclusive en su consultorio a través de una vieja fotografía, ya que fue quien lo apoyó con becas para que pudiera ejercer.
Después, el galeno instaló su propio consultorio en la calle Iturbide hoy calle Carranza, para dar paso a la construcción de su propia clínica San Martín.
Dicha clínica hoy en día se ha convertido en su lugar de trabajo, al lado de su hijo quien siguió sus pasos: Ramiro Villarreal González y administrado por otro de sus hijos de profesión Contador Público.
MISIÓN DE VIDA
Padre de 4 hijos profesionistas, el médico dice sentir haber cumplido con toda misión de vida entre ellas la más importante, hacer siempre lo que le apasiona.
Con un gusto por la pesca y la cacería asegura que no hay hobbie más grande en su vida que la medicina.
“Me he tenido que ir adaptando a los cambios con el paso del tiempo”, expresó.
Señala que la tecnología cada vez está más avanzada y que al igual que ésta los avances médicos van a la vanguardia; poco a poco ha ido acoplándose a cada uno de los cambios.
“Antes la medicina era distinta ahora y por fortuna hay muchas maneras de poder salvar la vida y eso es increíble, sin embargo antes poníamos todo nuestro empeño por poder salvar al paciente con lo que teníamos para hacerlo ahora todo esto es más sencillo” , expresa.
En sus 60 años como pediatra asegura haber visto enfermedades de todo tipo, reconoce desde las típicas de invierno como las -a veces- extrañas de verano.
Ha visto pasar por su consultorio ubicado en la calle Venustiano Carranza de la zona centro de la ciudad, generaciones completas de familias que hoy en día siguen siendo sus pacientes, desde los abuelos hasta los nietos.
“NO TODO ES DINERO”
Señalado por su excelente trabajo como pediatra pero sobre todo por tener un corazón enorme, el galeno ha sabido tender la mano a quienes requieren de atención médica pese a no contar con solvencia para cubrir el pago.
Bajo el lema de “La salud es primero” el médico argumenta que no todo en la vida es dinero, que hay que saber actuar a favor de quien nos necesita y eso es parte de una misión que asegura tener en la vida, la cual ha ido cumpliendo cada que se le presenta la ocasión.
Inclusive conserva en su consultorio unos 8 alcancías de barro en forma de marranito, que comienza a llenar desde el día primero de enero con monedas que le van quedando en sus bolsillos.
Dichos ahorros los entrega en Navidad a los pacientes que más acuden a consulta y que tienen menos recursos, actividad altruista que tiene como único fin ayudar a quien más lo necesita.
“HASTA QUE DIOS ME LLAME”
Con dos cirugías a corazón abierto, un sinfín de cirugías ambulatorias entre ellas páncreas, apéndice, vesícula, vista por mencionar algunas y 90 años de vida su estado de salud es envidiable.
El pediatra se siente con la misma energía con la que inició a atender a los infantes, esos que cada vez le inyectan más ánimos para seguir atendiendo su es estado de salud.
De manera diaria atiende a por lo menos 12 pequeños a quienes presta la atención como si fuera el primero con el que inicia su día, convirtiéndose esta actividad en su mayor razón de impulso para seguir adelante.
“De momento no me quejo de nada, me siento bien, me traslado solo, puedo y quiero seguir trabajando hasta que Dios me diga: se te llegó tu hora chiquito y es entonces cuando me iré tranquilo de haber logrado en vida cada meta que me fije, cada plan que me tracé, pero sobre todo de haber cumplido con mi misión de vida de ayudar a quienes acudieron en busca de su conocimiento”, concluyó.
Entrevista del 2017 Periódico La Prensa
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