Cada 1 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Personas de Edad, una jornada promovida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para promover políticas y programas públicos centrados en las personas de la tercera edad. El objetivo es conseguir que los mayores de 65 años, una generación que está creciendo, puedan permanecer activas mucho más tiempo en la sociedad. Pero para ello, la clave es la salud.
Según datos de la ONU, actualmente y por primera vez en la historia, la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años. Para 2050, se espera que la población mundial en esa franja de edad llegue a los 2000 millones, un aumento de 900 millones con respecto a 2015. El aumento de la esperanza de vida abre la posibilidad a las personas mayores de emprender nuevas actividades, como continuar los estudios, iniciar una nueva profesión o retomar antiguas aficiones, que pueden revertir también en la sociedad y las nuevas economías.
Sin embargo, es necesario poder garantizar una buena salud y la autonomía de las personas mayores, ya que si estos adicionales están marcados por el declive de la capacidad física y mental, las implicaciones para las personas mayores y para la sociedad son más negativas.
¿Qué significa envejecer?
El envejecimiento se da por la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, un aumento del riesgo de enfermedad, y finalmente a la muerte. Todos estos cambios no se producen de forma lineal ni uniforme, y el caso de cada persona es diferente.
En la vejez se pueden dar problemas de salud tales como la pérdida de audición, cataratas y errores de refracción, dolores de espalda y cuello y osteoartritis, neumopatías obstructivas crónicas, diabetes, depresión y demencia. A medida que se envejece aumenta la probabilidad de experimentar varias afecciones al mismo tiempo. Cuando aparecen estos estados de salud complejos se habla de síndromes geriátricos, e incluyen también fragilidad, incontinencia urinaria, caídas, estados delirantes y úlceras por presión.
Sin embargo, a pesar de ser habituales en el proceso de envejecimiento, a menudo los servicios de salud se olvidas de estos síndromes propios de la vejez.
Envejecimiento saludable
Contar con entornos físicos y sociales para la gente mayor es muy importante para poder garantizar un envejecimiento saludable. Contar con viviendas seguras y accesibles, un vecindario y comunidades de apoyo es importante.
Mantener hábitos saludables a lo largo de la vida, como por ejemplo llevar dieta equilibrada, realizar una actividad física periódica y abstenerse de fumar, también es esencial para envejecer de forma saludable y conservando las facultades físicas y mentales. Estos hábitos también deben mantenerse cuando somos mayores.
Además, en esta etapa se producen otras situaciones como la jubilación, el traslado a viviendas más apropiadas o la pérdida de amigos y pareja. Por esta razón, no solo hay que tener en cuenta la salud física de las personas mayores, sino también su bienestar emocional y otros aspectos de carácter social.
Esta información no sustituye en ningún caso al diagnóstico o prescripción por parte de un médico. Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.
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