Pese a eso, así como los regresos de las vacaciones, el masivo movimiento de personas que se dio a partir del 8 de diciembre pasado con la apertura del turismo interprovincial y específicamente la llegada de un importante número de visitantes a la ciudad en este fin de semana largo de carnaval enciende alarmas.
La preocupación surge sobre todo al recorrer los espacios públicos que se abrieron a rosarinos y visitantes y que, a diferencia de museos, Tríptico de la Infancia y lugares cerrados donde se trabaja con turnos, cupos y un control sobre la circulación de personas, se dio cierta masividad en la concurrencia, se vio poca distancia y uso de barbijos, y la ausencia de agentes que acompañen el proceso solicitando mantener las medidas mínimas de cuidado.
Mirada atenta
El investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Ernesto Kofman, que además viene trabajando junto a la Asamblea de Trabajadores por la Salud Colectiva que reúne a profesionales de diferentes espacios tanto públicos como privados, explicitó «la preocupación ante el escenario», aunque señaló que «es muy difícil poder evaluar el impacto» que tendrá en el contexto epidemiológico.
La médica, coordinadora del Centro de Salud Ceferino Namuncurá e integrante de la asamblea, Andrea Montaner, también se mostró preocupada ante los espacios abiertos y la concurrencia masiva. “Pareciera que todo está bien y ese es un error estratégico, ya pasamos por esto de subestimar la pandemia y terminamos con un pico de casos en octubre”, recordó.
La profesional admitió que su principal temor pasa «por la apertura de todo y sin controles» y apuntó que ese camino «da un mensaje de relajación que no está bueno».
Es más, advirtió que si bien el número de contagios es bajo, «sigue habiendo en la ciudad un número alto de muertos» y se preguntó si existe un plan de emergencia para dar respuesta a un posible segundo pico. De hecho, solo entre el lunes y el jueves de la semana pasada se registraron 42 fallecidos en la ciudad y la tasa de letalidad está en un 2,4 por ciento, bastante por encima del 1,8 por ciento del total provincial.
«Hoy, con casi 200 casos por día, podríamos concentrarnos en dejar de abrir y bloquear lo que tenemos para poder tener una curva descendente cuando aumenten los casos y abran las escuelas».
Mantener los cuidados
Si bien la mirada de los dirigentes del Sindicato de Profesionales Universitarios de la Salud (Siprus) está centrada en estos días en los avances del cronograma de vacunación para poder terminar con la inmunización del personal de salud y las reuniones paritarias, su dirigente, María Fernanda Boriotti, no dejó de recalcar «la necesidad de no relajar para nada los cuidados para evitar los contagios».
«Sabemos que el aire libre protege un poco, pero no es todo. Y sigue siendo central mantener la distancia y utilizar el barbijo», señaló.
Boriotti admitió que “la preocupación se mantiene desde el inicio de la temporada estival y el comienzo de las vacaciones», aunque indicó que «si bien en menor medida de lo esperado, el impacto que tuvo ese movimiento de personas se dio más en los efectores privados, donde se dio un mayor número de internación de pacientes con Covid que en el sector público, que tiene en este momento indicadores muy bajos».
La sumatoria de los riesgos
«Depositar el cuidado en el aspecto estacional es muy complejo», dijo el secretario de Salud de la Municipalidad, Leonardo Caruana. Si bien destacó el escenario epidemiológico favorable que transita la ciudad, vinculó ese cuadro con «una mayoría de la población que asumió el cuidado como parte de la vida cotidiana, cumple los protocolos y sostiene el uso de barbijo, el distanciamiento y la higiene con alcohol sanitizante».
Así y todo, admitió que «están quienes desafían esas medidas» y agregó: «Está claro y sabemos que si sumamos situaciones de descuido y relajación, esa sumatoria puede modificar el escenario favorable en que nos encontramos y complejizar la vida social y económica de las personas».
Además de dejar en claro que «ésta es una película que no terminó», Caruana apuntó a «la ventaja relativa que existe en poder ver lo que está sucediendo en el invierno europeo, donde hay una situación muy opuesta». Y señaló el avance «lento y progresivo» del plan de vacunación.
«Es necesario seguir inmunizando a todos los grupos de riesgo con la mayor celeridad posible para bajar la letalidad y la mortalidad de la enfermedad, sobre todo antes del invierno más duro, donde el regreso a los espacios interiores de las casas y las dificultades para ventilar provocan que las posibilidades de contagio sean mayores», dijo.
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