La mitad de las españolas que trabajan en tecnología ha dimitido alguna vez tras sentirse discriminada

Al machismo estructural que se ramifica por múltiples entornos sociales, el sector tecnológico suma el hecho de que estar dominado por los hombres. Según los datos del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información (ONTSI) y el Instituto de la Mujer, solo un 23% de los puestos están ocupados por mujeres. Según el primer estudio específico sobre la situación laboral de estas trabajadoras en España, la falta de visibilidad de los logros profesionales derivada de esta situación, junto a los sesgos sobre la concepción de la maternidad o las microagresiones como “interrupciones, cuestionamientos de conocimiento, acoso y la cultura brogrammer” afecta directamente a su carrera. La mitad de ellas (47%) ha dimitido alguna vez tras sentirse discriminada respecto a sus compañeros.

“Esta falta de apoyo se caracteriza por ausencia de ascenso profesional, falta de políticas de igualdad, o la no subida de sueldo”, explica el informe, elaborado por la ONG DigitalFems. Este emula la metodología que ha investigado las condiciones de las mujeres del sector tecnológico en otros países y muestra que la situación en España es similar o algo más grave que en otros países del entorno. Hasta un 56% de estas trabajadoras tiene la percepción de que no ha tenido las mismas oportunidades de acceso a puestos de mayor responsabilidad que sus compañeros de género masculino, por el 52% de las británicas que han sentido que su género ha limitado su carrera.




El estudio hace especial hincapié en el impacto de la “cultura brogrammer”, que “promueve la creencia de que las mujeres no tienen las mismas capacidades o ”no son tan buenas diseñando software o diseñando soluciones tecnológicas“ como sus compañeros de género masculino”. Esta creencia está “implícita en el ADN del sector y la discriminación que de ésta se desprende mina el camino a la igualdad y supone un coste de oportunidad laboral”, avisan las autoras.

El predominio de esta cultura provoca que los entornos laborales tecnológicos sean “vulnerables a la reproducción” de la discriminación por razones de género, algo que se suma al “escaso apoyo de la dirección a las políticas o acciones encaminadas a promocionar la diversidad”. Más de la mitad de las 500 encuestadas para el estudio afirma que su organización no tiene (o bien ella no conoce) a la figura encargada de aplicar las políticas de igualdad y diversidad.




La situación se reproduce en las situaciones más graves, como en el caso del 63% de las participantes dice que “no existe o no conoce los protocolos de la empresa para denunciar situaciones de acoso sexual”. Un 23% de ellas reconoce que ha padecido una situación de este tipo a lo largo de su vida profesional, mientras que otro 5% ha preferido no contestar a esta pregunta.

Más peso en la promoción y en la formación

Preguntadas por las posibles respuestas para corregir esta situación, el 40% de las entrevistadas coincidió en que “ayudaría mucho que se diera más peso a la promoción de más mujeres en roles de liderazgo”, mientras que tres de cada diez destacó la necesidad de recibir la misma formación que los hombres en habilidades tecnológicas complejas o hard skills.

Crédito: Enlace fuente

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