Los reflectores de la opinión pública curiteña esta semana apuntaron de frente al alcalde Ángel Triana Sánchez, a quien en medio de las críticas por algunas decisiones de su mandato lo siguen persiguiendo los reclamos de las personas que invirtieron sus recursos en los proyectos urbanísticos que él lideró en la parte alta del municipio desde 2011, a través de la Asociación de Vivienda por un Mejor Mañana.
En las urbanizaciones El Líbano y El Vivero se habrían comercializado cerca de 700 lotes y los problemas sin solucionar durante todos estos años relacionados con los servicios públicos: agua y luz, habrían impedido que los compradores, la mayoría de ellos residentes fuera de esta población del sur de Santander, construyeran sus viviendas.
Raúl Camacho es uno de los compradores que dejó todo lo que tenía en otra ciudad para vivir en Curití y pasar sus días sufriendo sin agua potable, esperando que llueva para recoger o cargándola en pimpinas en una moto.
Durante la jornada de protestas realizadas el pasado lunes en el municipio se vieron pancartas en donde los ciudadanos le pedían al mandatario que les cumpliera a los compradores con las responsabilidades que adquirió como líder de la asociación, de la que hoy aparece como representante legal su hija Jenny Marcela Triana Ballesteros, según el Registro Único Empresarial, RUES.
Al ser cuestionado por este medio sobre los reclamos, Triana se mostró sorprendido porque los usuarios están saliendo reclamar ahora que se les está diciendo que tendrán el servicio en poco tiempo y no antes cuando “la otra empresa no solucionó nada (…) No entiendo cómo estaban ahí protestando, como antes no lo hicieron”.
El mandatario hacía referencia a la presunta negligencia de Corpacur, anterior operadora del acueducto del municipio y a quienes reemplazó en julio de este año a través de la empresa de servicios públicos Curiteña de Servicios, creada por su administración y desde donde se empezó recientemente a ejecutar un proyecto que llevaría el agua a las urbanizaciones.
Dicho proyecto, en el que se invierten 512,9 millones y que ya se está ejecutando, tiene entre sus objetivos llevar el servicio de agua a los proyectos urbanísticos en la parte alta del municipio, entre ellos las urbanizaciones vendidas por el mandatario.
En su momento, Arnulfo Ferreira, gerente de Corpacur, explicó que los trabajos incluían la instalación de tres tanques. Uno en la planta de tratamiento, otro en la parte baja de la urbanización El Vivero que será subterráneo por goteo y desde donde se llevará el agua con motobomba hasta otro tanque ubicado en la urbanización vecina que es la de El Líbano. Ambas inversiones al interior de los proyectos.
Triana argumentó que se trata de una inversión que le garantizará un millón de metros cúbicos de agua a esta zona y en donde se beneficiarán otras urbanizaciones.
Sin embargo, los compradores que se sienten engañados se preguntan si está bien que el alcalde use recursos públicos para solucionar temas que tenía que haber atendido como constructor.
El alcalde está seguro que actúa bajo la ley, dice que en ningún momento ha faltado a sus responsabilidades y se limita a culpar a Corpacur de la falta de servicio de agua, porque él habría entregado 10 lotes a dicha empresa para que hicieran el proceso de construcción del tanque que aparece como una obligación del constructor en la licencia de construcción que le fue aprobada a Triana Sánchez el 20 de junio de 2013.
Carlos Toledo, un abogado y víctima de los retrasos, dice lo contrario, contradice al alcalde y considera que sí hay incumplimientos de los deberes del urbanizador, en este caso la Asociación de Vivienda por un Mejor Mañana, que desde 2013, cuando se hizo la firma de las escrituras, solo habría entregado el lote, quedando faltando las vías internas y las redes internas de acueducto, alcantarillado y energía, como lo exigía dicha licencia.
En este tira y afloje, el alcalde reconoció esta semana que “sí hay quejas y ahí vamos solucionando, no veo realmente cual es el daño”, agregando que lo más importante era solucionar lo del agua y ahora están trabajando (desde la asociación) en el tema de la luz, al que solo le restaría mover unos postas y todo quedaría listo el 21 de diciembre.
Vanguardia consultó a la Empresa Electrificadora de Santander (ESSA – grupo EPM) sobre este particular y desde ahí aclararon que la urbanización El Líbano de Curití solo cuenta con la factibilidad del servicio aprobada y renovada, el diseño eléctrico en vencimiento y que debe ser renovado porque tiene un tiempo de caducidad de un año.
Según esto “la mayoría de los pasos de vinculación de los clientes ante ESSA están al pendientes para poder llevar a cabo su respectiva legalización y puesta en servicio del proyecto y que los usuarios puedan radicar sus solicitudes de conexión individual para cada una de las viviendas”.
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