Complicaciones
Los pacientes que tienen esta patología están, a causa de ella, en riesgo de sufrir determinadas complicaciones. «En la enfermedad de Crohn es más frecuente tener fisuras anales y fístulas a nivel anal. También se relaciona con otras enfermedades a nivel osteomuscular, como las espondilodiscitis, y se relaciona con afectaciones cutáneas como el eritema nudoso. En la colitis ulcerosa son más típicas otro tipo de enfermedades, también cutáneas, como el pioderma gangrenoso, la enfermedad de la vía biliar que se llama colangitis esclerosante primaria. Hay más riesgo tanto en el Crohn como en la colitis ulcerosa de desarrollar cáncer de colon, pero sobre todo en esa última, y hay más riesgo de otros tipos de cánceres digestivos, como el colangiocarcinoma, que es un cáncer de las vías biliares. Por tanto, las manifestaciones extraintestinales pueden ocurrir en ambas entidades, pero son diferentes en cada una de las dos», explica Ribera.
Tratamientos e innovación
«La enfermedad de Crohn es una enfermedad crónica y sin tratamiento curativo por el momento. Cursa con brotes de actividad y otros períodos en los que el paciente está totalmente asintomático o en remisión. Esto implica que van a existir dos tipos de tratamiento, uno durante los brotes, cuyo objetivo es controlar los síntomas y evitar la aparición de complicaciones, y otro de mantenimiento, para mantener la enfermedad inactiva y prevenir la aparición de nuevos brotes», explica Echarri.
En general, para el brote y el control de sus síntomas se han aplicado tradicionalmente fármacos con corticoides, intentando que el tratamiento sea lo más breve posible, teniendo en cuenta la asociación de los corticoides a efectos secundarios limitantes. «Son enfermedades sobre las que hay mucha investigación y el desarrollo de los tratamientos ha evolucionado muchísimo. Clásicamente, los tratamientos de los brotes, tanto en la colitis ulcerosa como en el Crohn eran los corticoides. En el caso de los brotes leves o moderados, podrían ser corticoides leves orales o incluso tópicos, rectales», explica Ribera. Pero todo esto ya está empezando a cambiar.
«Afortunadamente, en los últimos años, cada vez disponemos de más opciones de tratamiento para estos pacientes. Han empezado a aparecer muchas opciones en fármacos y, en los próximos cuatro o cinco años, esperamos todavía muchísimas más. Está aumentando el arsenal terapéutico que tenemos de forma exponencial», explica el doctor Daniel Carpio, responsable de la Unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal del Servicio de Aparato Digestivo del Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra.
«Casi todos son fármacos biológicos, anticuerpos monoclonales que bloquean algunas vías de la inflamación, cada uno de ellos bloquea una vía distinta y por eso hay tantas alternativas. Lo novedoso que llevamos unos años utilizando es el tratamiento con células madre de un grupo pequeño de pacientes con enfermedad de Crohn que tienen fístulas en la zona del ano y que quizás son de las más difíciles de tratar. Y hace 3 o 4 años disponemos de este tratamiento, aplicamos células madre directamente sobre la fístula. Estamos consiguiendo, aunque no funciona en todos los pacientes, tasas de curación de las fístulas que antes no éramos capaces de tener», señala Carpio.
Estos avances han representado un antes y un después en la calidad de vida de estos pacientes. La mejora en los tratamientos significa también una menor incidencia de complicaciones. «Ya solo con los cambios que hemos tenido tanto con los tratamientos nuevos como con las nuevas estrategias de seguimiento estrecho a los pacientes, en las que intentamos adelantarnos un poquito a los brotes de inflamación con nuevos marcadores, hay una disminución de las tasas de cirugía que a principios de siglo se hacían en un 70 % de los pacientes con Crohn y un 25 % de los pacientes con colitis ulcerosa. Ahora son prácticamente la mitad. Y esperamos que todavía seremos capaces de reducir más esas tasas de cirugía», señala en este sentido Carpio.
También se está innovando en cuanto al diagnóstico, que hasta hoy se sigue realizando con una colonoscopia. «Es una prueba invasiva que tiene muy poquito riesgo, pero lo tiene y es molesta para el paciente pero a día de hoy sigue siendo la prueba estándar», señala Carpio, por lo que se están estudiando marcadores en las heces y otros métodos que permitirán detectar la enfermedad de manera precoz y con técnicas menos invasivas.
«Las principales líneas de investigación en la enfermedad de Crohn pretenden entender los mecanismos implicados en el desarrollo y evolución de la enfermedad e identificar nuevas dianas terapéuticas. La identificación de biomarcadores de diagnóstico, pero también de riesgo y predicción de respuesta al tratamiento, es otro de los principales objetivos de investigación en la actualidad. La identificación de estos marcadores permitirá conocer el curso evolutivo de la enfermedad y elegir la mejor opción terapéutica para cada paciente que se diagnostique», explica Echarri.
Síndrome de intestino irritable, un dolor incomprendido que también padecieron Kurt Cobain, MariIyn Monroe o Kennedy
Roi Ribera Sánchez
En 1993, el líder del grupo Nirvana, Kurt Cobain, relataba en una entrevista pocos meses antes de quitarse la vida cómo le condicionaban sus problemas intestinales en su día a día, atiborrándose a antiinflamatorios y otros medicamentos sin éxito hasta el punto de, en sus propias palabras, «no querer vivir más». «Síndrome de intestino irritable», decía: «Es el término que usan los doctores cuándo no saben qué tienes; es algo crónico y psicosomático relacionado con el sistema nervioso, que no pueden arreglar y que afecta a millones de personas alrededor del mundo».
Seguir leyendo
Crédito: Enlace fuente
Discussion about this post