Cuando hablamos de avances tecnológicos muchas veces nos centramos en aspectos como la digitalización que afecta esencialmente a todo tipo de servicios en muchas de sus facetas de negocio. Nada más lejos que la realidad, en la industria los avances son igualmente enormes y tienen un reflejo especial en la máquina de última tecnología, y dentro de esta, el láser es un claro ejemplo para distintos usos.
Uno de estos usos son los robots de corte láser para uso industrial. Este tipo de maquinaria tiene como objeto realizar no solo procesos de corte, también de separación de materiales, tanto metálicos como no. Sus ventajas son de diferente tipo, la primera y más destacada es la precisión ya que permite concentrarse en puntos muy pequeños, de hasta medio milímetro de diámetro.
Así se pueden conseguir cortes perfectos en muchos de los materiales muy comunes en la industria que van desde metales (aluminio, chapa, acero o acero inoxidable) con otros no metálicos (plástico, madera, vidrio, cerámica) de forma muy segura y con espesores que van desde el 0,5 mm a los 30 mm.
Esta no es la única ventaja, el calor del láser solo llega al punto en el que se quiere realizar el corte, sin que apenas se transmita al resto. De hecho, al vaporizar tan rápido los materiales los efectos térmicos son prácticamente imperceptibles consiguiendo si así se requiere bordes cortantes de la más alta calidad y además sin que se tenga la apariencia de corte de fundición.
Marcado por láser: eficiencia y calidad
Otra clara aplicación son las máquinas y equipos de marcado láser. De la mano de especialistas como Laserlogy podrás acceder a una gama de máquinas de grabado laser para cualquier tipo de superficie y objetivos distintos, desde materiales metálicos como acero, aluminio, cobre, latón, plata u oro entre muchos, a otros no metálicos como plásticos, madera, piedra, vidrio, cerámica y hasta papel o cartón. Lo importante es tener la máquina adecuada para conseguir el mejor acabado y además hacerlo con una velocidad alta.
La clave para ello es que en el grabado láser no hay contacto ya que el rayo láser no toca físicamente el material sino que es el calor que desprende el que consigue el grabado que buscamos. Con todo ello las ventajas son muy importante: la primera es que no produce ningún daño por abrasión como si lo hacen otros métodos de corte, pero tampoco hay desgaste en la propia máquina que hace el grabado. Esta última se traduce en una mejora en los costes, el mantenimiento de la propia máquina es mucho más barato y si a esto unimos que no hay que gastarse el dinero en ningún consumible y la rapidez del proceso se consigue una rentabilidad muy elevada.
Y todo ello, como ocurre con el cortado sin escatimar en resultados, lo contrario, con una clara apuesta por la calidad, con acabados que no solo mejoran en su legibilidad también en su permanencia y que estéticamente son mucho más atractivos para el cliente.
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