De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco mata a casi 6 millones de personas al año –cuatro veces más que hace 10 años–, constituyéndose en una de las mayores amenazas para la salud pública mundial, por lo que fortalecer la vigilancia sanitaria es esencial para el control del consumo del tabaco.
Aunque muchos países a nivel global han ido adquiriendo conciencia, la lucha sigue siendo un gran reto para la región de las Américas, declaró la OMS.
Panamá cuenta actualmente con la Ley 13 del 24 de enero de 2008, que adopta medidas para proteger la salud de la población panameña del efecto nocivo y de los perjuicios que tiene el tabaco para la salud; se trata de uno de los decretos más meritorios que ha tenido el país.
De hecho, desde el año 1999 Panamá no cuenta con industria tabacalera productora de cigarrillos.
En ese sentido, Erick Araúz, especialista en oncología médica en el Instituto Oncológico Nacional (ION), reafirmó a este medio que la Ley 13 es una de las más estrictas en toda la región y que los impuestos generados por el consumo del cigarrillo y tabaco son otorgados al ION.
“Esta ley prohíbe el consumo del cigarrillo en áreas cerradas como restaurantes o discotecas, así como también la venta a menores y la importación sin los permisos adecuados, lo que llevó a Panamá a convertirse en el país de América Latina con más restricciones para fumar. Inclusive, entre el 90% y el 95% de los panameños no fuma”, afirmó Araúz, quien también es miembro de la Sociedad Panameña de Oncología (SPO).
El médico reconoció que si los panameños tuvieran el hábito de fumar como los europeos o los cubanos, de seguro que esta sería la primera causa de cáncer de pulmón en el país y tal vez la que más muertes produciría, “pero nuestra principal defensa contra esta enfermedad es que culturalmente vemos el hábito de fumar como peligroso”.
En el mundo también ha disminuido la incidencia de cáncer de pulmón debido a que la publicidad del tabaco y cigarrillo ha mermado considerablemente, sin embargo, hay que seguir trabajando sobre todo en la población joven.
Con el fin de afianzar la Ley 13 de 2008, en marzo de este año el diputado Raúl Fernández presentó el anteproyecto de ley 376 que prohíbe el uso y la comercialización de cigarrillos por combustión en la República de Panamá. “Hay que empezar educando a los jóvenes en escuelas y colegios para evitar que este flagelo se convierta en un problema en el futuro y nos afecte a todos, y a nuestros sistemas de salud”, recomendó Araúz.
Letalidad y diagnóstico complejo
En 2018 se diagnosticaron 442 casos nuevos de este tipo de cáncer en Panamá y se registraron 393 fallecimientos (10,3%), ubicando de esta manera al cáncer de pulmón en el segundo lugar en las estadísticas de mortalidad por cáncer en el país, después del de próstata.
Se prevé que para 2040, aproximadamente 961 personas serán diagnosticadas en el país y 3,3 millones en el mundo, según datos de la OMS.
El cáncer de pulmón es el principal causante de fallecimientos asociados al cáncer en todo el mundo y cerca del 85% de los casos están relacionados con el hábito de fumar.
“En Panamá la incidencia de cáncer de pulmón es igual entre hombres y mujeres. Alrededor del 36% de los casos de este tipo de carcinoma no está ligado al cigarrillo y se produce por factores externos, como la contaminación del aire o el medio ambiente por humos tóxicos, la emisión de gas radón doméstico, exposición al asbesto (minerales fibrosos), presencia de arsénico en el agua y ser fumador pasivo (aumenta el riesgo en 20%)”, reconoció Araúz, y aclaró que no está probado científicamente que el humo de leña cause este tipo de cáncer.
Según Araúz, el 80% de los pacientes con cáncer de pulmón está en etapa avanzada, es decir que hay metástasis. La expectativa de vida es de alrededor de cinco años.
“Hace 20 años, cuando no existían tratamientos, el paciente con esta enfermedad tenía probabilidad de vivir solo meses. Hoy el candidato a tratamiento tiene un tiempo de sobrevida de varios años, gracias a la innovación científica”, puntualizó Araúz.
En el ION, la gran mayoría de los pacientes con esta patología son mayores de 60 años.
Andrea Crespo, gerente médica de Cáncer de Pulmón para Roche Centroamérica y el Caribe, coincidió en que esta enfermedad tiene un diagnóstico complejo porque en etapas tempranas, a menudo es asintomático o los síntomas se confunden con otras enfermedades respiratorias. Además, existe una percepción errónea de que este tipo de tumor se presenta, únicamente, en personas fumadoras.
“Por eso, en nuestra región los pacientes, en su mayoría, no son diagnosticados hasta que la enfermedad está en una etapa avanzada, cuando el pronóstico de supervivencia es más reducido para el paciente”, comentó la médica.
“Hay que entender que en esta crisis sanitaria provocada por la pandemia que hoy vivimos, no todo el que tose tiene que estar relacionado con la covid-19, ni neumonía o gripe; podría ser un cáncer de pulmón. Ahora mismo vemos a un paciente con tos y lo último que pensamos es que se podría tratar de un cáncer de pulmón. Es importante que si tenemos factores de riesgo como tabaquismo y otros, hagamos conciencia especialmente si existen síntomas (tos persistente, falta de aliento, dolor al respirar y toser, pérdida de apetito y peso, tos con flema y señales de sangre) porque estos se dan cuando la enfermedad está muy avanzada”, recomendó Crespo.
Igualmente resaltó que esta enfermedad “lamentablemente no presenta síntomas al principio. Si eres una personas que fuma o tiene antecedentes familiares y además presenta sintomatologías, tiene que consultar con un médico para que haga un examen radiológico o tomografía del pecho para determinar o descartar un posible cáncer de pulmón”.
Se trata de una enfermedad que es diagnosticada en 2,1 millones de personas al año a nivel global, y fallecen alrededor de 1,8 millones de pacientes al año, lo que representa una tasa de mortalidad del 18,4%. Esta cifra está por encima de los 1,5 millones de personas en total que fallecen por cáncer de próstata, mama y colorrectal, según datos de la OMS.
En América Latina y el Caribe la mortalidad del cáncer de pulmón también ocupa el primer lugar en los fallecimientos por cáncer.
Inmunoterapia: un respiro para los pacientes
La inmunoterapia es una alternativa terapéutica para tratar de forma efectiva el cáncer de pulmón en estadios avanzados.
A diferencia de la quimio y radioterapia, que son más agresivas, la inmunoterapia es un tratamiento que fortalece las defensas naturales del cuerpo para identificar, atacar y destruir las células cancerosas. Es una terapia biológica que potencia al sistema inmunitario, reactivándolo de manera que sea capaz de destruir a las células tumorales.
Desde 2018, Panamá forma parte de los países pioneros en la implementación de este tratamiento dentro del sector público y privado de salud, poniendo a disposición de los pacientes de cáncer de pulmón la inmunoterapia, una nueva alternativa para combatir la enfermedad con un adecuado perfil de tolerancia y ofreciendo una mejor calidad de vida al paciente.
“Actualmente Panamá es uno de los pocos países de Latinoamérica que cuenta a nivel público con tratamientos de inmunoterapia y terapias blanco dirigidas para el tratamiento del cáncer de pulmón”, subrayó el galeno del ION.
Existen tipos diferentes de cáncer de pulmón y algunos responden a la inmunoterapia mejor que otros. La mayoría de las personas que reciben inmunoterapia hoy tienen cáncer avanzado (metastásico o estadio 4, sin embargo son pacientes que pueden vivir hasta unos cinco años en comparación a años atrás cuando la prevalencia de sobre vida era muy baja, comentó Araúz.
“Cuando al paciente se le diagnostica la enfermedad, se le hace un abordaje multidisciplinario (varios especialistas) para brindarle la mejor atención, es lo que hacemos en el ION actualmente”, dijo.
Camilo Moreno, director médico de Merck Sharp & Dohme (MSD) América Central y Caribe, explicó que pese a que el desarrollo de la inmunoterapia no es nuevo, sí lo son los recientes resultados de eficacia en varios tipos tumorales, incluyendo al cáncer de pulmón avanzado, y es que la modulación del sistema inmunológico con el objetivo de fortalecer su acción contra el tumor es un agente diferenciador versus tratamientos tradicionales como la quimioterapia.
“De cualquier manera, la correcta identificación de los pacientes que mejor pueden beneficiarse de este tratamiento como terapia única o parte de una combinación con otros abordajes terapéuticos es la labor más importante en la que deben enfocarse los sistemas de salud: diagnóstico adecuado en el momento adecuado”, agregó Moreno.
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