La llegada a la presidencia de Brasil de Jair Bolsonaro estuvo acompañada de acusaciones contra la anterior mandataria Dilma Rousseff y el encarcelamiento del propio expresidente Luiz Ignacio Lula Da Silva. Este escenario propició, desde mayo de 2019, que decenas de miles de manifestantes salieran a las calles en protesta contra los recortes en educación, las reformas al sistema de pensiones, las políticas discriminatorias y la violencia de género.
Fue en este contexto que el presidente brasileño puso fin al Convenio entre el gobierno de Cuba y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), mediante el cual se garantizaba la participación de los médicos cubanos en el “Programa Más Médicos”, al realizar el presidente electo Jair Bolsonaro, declaraciones contra la cooperación cubana; refiriéndose a las profesionales cubanas (que eran hasta el 60% del personal) mujeres vestidas de blanco y calificando a los médicos de “esclavos del gobierno cubano”.
El Convenio consistía en la cooperación tripartita – entre Brasil, la OPS y Cuba – en la cual la OPS garantizaba médicos a Brasil, en los términos y en las condiciones previamente negociadas con Cuba, con el objetivo de mejorar la cobertura de la atención primaria de salud a la población brasileña.
Durante el gobierno de Dilma Rousseff el programa ofreció atención médica a 63 millones de brasileños, muchos de los cuales nunca habían tenido acceso a un profesional de la salud. Al respecto expresó la ex presidenta Dilma Rousseff: “Una investigación realizada por la Universidad de Minas Gerais, a solicitud de mi gobierno, mostró que el 95% de la población aprobaba el trabajo de los médicos que integran el programa, sin distinción de nacionalidad y el 90% de los usuarios dieron una calificación de 8 a 10 al Más Médicos.
Habría que recordar que en 2013 Brasil solo poseía 1,8 médicos por cada mil habitantes. Mucho menos que México, Uruguay y Argentina. Según el ritmo de formación universitaria existente en aquel año, la meta de alcanzar 2,7 médicos por cada mil habitantes, solo sería alcanzada en el 2035. Esa fue la razón por la que el programa Más Médicos, además de distribuir profesionales en las periferias de las grandes ciudades, en los departamentos indígenas, en el interior del país y en los pequeños municipios, preveía la creación de nuevas facultades de medicina. Desafortunadamente, esta iniciativa fue suspendida por el gobierno golpista de Temer”.
El Programa “Más Médicos para Brasil”, fue un claro ejemplo de colaboración “Sur-Sur” que permitió asegurar el acceso a servicios de salud a más 60 millones de personas, de los cuales 45 millones fueron cubiertos por los más de 19 mil colaboradores cubanos de la salud que participaron en este proyecto. Ellos llegaron a municipalidades de alta vulnerabilidad socioeconómica y de difícil acceso, y a más de una treintena de distritos indígenas del Amazonas, donde nunca antes había llegado un médico.
En cinco años de trabajo, casi 20 000 colaboradores atendieron a 113 359 000 pacientes de más de 3 600 municipios que en algunos casos tuvieron la asistencia de un médico por primera vez. En mil 575 municipios atendían a la población sólo los médicos cubanos.
El 14 de noviembre de 2019, fecha en la que Cuba tomó la decisión de no continuar participando en el Programa Más Médicos se encontraban en Brasil 8 471 colaboradores; de ellos culminaron su misión 7 635 profesionales, que representan más del 90 % del total.
Cuba tomó esa decisión pues el presidente Jair Bolsonaro, con referencias directas, despectivas y amenazantes a la presencia de los médicos, declaró y reiteró que modificaría términos y condiciones del Programa Más Médicos, con irrespeto a la Organización Panamericana de la Salud y a lo convenido por esta con Cuba, al cuestionar la preparación de los profesionales cubanos y condicionar su permanencia en el programa con la revalidación del título y como única vía la contratación individual.
La experiencia del Programa Más Médicos para Brasil y la participación cubana en el mismo demuestran el valor de estructurar un programa de cooperación Sur-Sur bajo el auspicio de la Organización Panamericana de la Salud, para impulsar sus metas en nuestra región. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización Mundial de la Salud lo califican como el principal ejemplo de buenas prácticas en cooperación triangular y la implementación de la Agenda 2030 con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.” [1]
El 3 de agosto del 2020, Brasil se acerca a casi 70 000 muertes por la Covid-19, después de que su Ministerio de Salud reportara al menos 1 220 nuevas muertes en 24 horas. El número de muertos en todo el país era de aproximadamente 69 184. El ministerio también informó al menos 42 619 nuevos casos de Covid-19, lo que elevaba el total de contagios a 1 755 779.
Brasil mantiene el segundo mayor número de casos y muertes por coronavirus en todo el mundo detrás de Estados Unidos. La estrategia del presidente para enfrentar la crisis sanitaria ha sido la negación de la realidad. El negacionismo niega el conocimiento científico y es una forma de fanatismo, que trata de agrupar a las personas que creen en la verdad divina, encarna una gran intolerancia a la racionalidad y es una amenaza directa a la democracia, pues valida discursos esencialmente anti democráticos.
Bolivia: evolución de la cooperación médica cubana
La cooperación médica en Bolivia tuvo sus inicios en 1985, con la donación de tres salas de terapia intensiva a hospitales infantiles de los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz. En el año 2005, se entregaron además un electroencefalógrafo y equipos de ventilación al Hospital del Niño en Santa Cruz y La Paz. El 15 de septiembre del mismo año comenzó la Operación Milagros con la llegada a Cuba de 100 estudiantes y 48 pacientes bolivianos.
Otro momento clave en la historia de dicha colaboración en el país lo constituye la llegada de los miembros del Contingente Henry Reeve, en el año 2006, para socorrer a la población afectada por las intensas lluvias e inundaciones en varios departamentos.
Más adelante, tiene lugar el arribo de mayor número de médicos cubanos, así como la inauguración de centros de atención comunitaria, en el marco del Programa Integral de Salud para Bolivia. Los galenos cubanos estaban presentes en todos los departamentos del país, incluidos los lugares más recónditos de la zona rural, donde llevaban sus servicios a través de las ferias donde se daban consultas y se practicaban exámenes totalmente libres de costo. Se realizaban en este espacio además labores educativas, de promoción y prevención de salud. Los cooperantes participaron en la creación e implementación de programas como Mi Salud, dirigido a fortalecer la atención médica integral y gratuita en las comunidades.
Cuba mantuvo por 6 años el funcionamiento gratuito de 40 hospitales y 15 centros oftalmológicos en el país con respaldo de insumos. Fue a partir de 2013, como resultado de un acuerdo suscrito entre ambas naciones, que se pasó a la compensación de gastos para la estancia de la Brigada en Bolivia y gastos básicos. En ese momento Cuba donó a Bolivia todas las instalaciones mencionadas anteriormente.
También existió colaboración en la formación de capital humano, lo cual incluye la preparación de profesionales, tanto en Bolivia como en Cuba en la Escuela Latinoamericana de Medicina. Hasta el año 2019 se habían graduado en la ELAM 5 200 médicos bolivianos. Al respecto, Fernando Leanes, representante de la OMS Bolivia en el año 2016, expresó: “Es de admirar que hay profesionales bolivianos graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba, formados con los principios éticos y humanistas de sus colegas del país antillano”.[3]
Otro de los programas de gran alcance e impacto social en Bolivia fue la Operación Milagros, alrededor de 584 mil bolivianos fueron beneficiados hasta el 2019. Este programa igualmente benefició a 61 mil brasileños, 46 mil argentinos, 25 mil peruanos y 314 paraguayos, atendidos en territorio boliviano.[4] El número de cirugías realizadas ha superado las 727 130 intervenciones quirúrgicas en el área de oftalmología.
En el año 2010, especialistas bolivianos y venezolanos junto a 213 galenos cubanos formaron parte de la Misión Moto Méndez, dirigido a las personas con discapacidad. Más que un censo se trató de un estudio genético para determinar las causas y emprender políticas públicas en favor de ese grupo vulnerable de la población.
En esta noble tarea se involucraron genetistas, neuro pediatras, neuro fisioterapeutas, otorrinolaringólogos, defectólogos y psicólogos. Recorrieron los 9 departamentos, las 112 provincias, los 120 municipios y llegaron a 101 comunidades que no estaban registradas en el mapa geográfico del país. En una primera etapa lograron reconocer a 82 087 bolivianos con discapacidad. Ofrecieron más de 10 000 consultas de genética clínica.
En el acto de bienvenida a Cuba en agosto de 2010, Fidel Castro dijo a los protagonistas: “las personas que ustedes atienden portadores de una gama de sufrimientos, los retribuyen a ustedes con la felicidad de hacer el bien, algo que no se copra con todo el oro del mundo.” Uno de los elementos distintivos de los médicos cubanos en Bolivia ha sido su humildad y disposición de llegar hasta comunidades donde incluso veían a un médico por primera vez.
Esta actitud acompañada del respeto a las diferentes culturas y costumbres fue aumentando el prestigio de estos profesionales muy queridos por el pueblo boliviano.
La brigada médica cubana después del golpe de Estado en Bolivia: consecuencias
El proceso de cambio liderado por Evo Morales fue interrumpido abruptamente en noviembre de 2019, por un golpe cívico-militar-policial. La autoproclamación de la senadora Jeanine Añez, tras violar todo lo previsto en la Constitución, dio inicio a un período de incertidumbre, inestabilidad y persecución política contra los dirigentes y simpatizantes del gobierno anterior.
Ante dicha situación el gobierno de Cuba determinó el retorno inmediato de su personal de salud por el acoso y el maltrato a que fueron sometidos. La cancillería cubana en comunicado especial dio a conocer el 13 de noviembre que 4 miembros de la Brigada médica cubana en el Alto fueron detenidos por la policía boliviana.
El Ministerio de Relaciones Exteriores exigió la liberación de los cinco detenidos, así como la garantía a la integridad física de cada uno de los colaboradores. De acuerdo con declaraciones del ex Embajador Cubano en Bolivia Carlos Rafael Zamora “en esos días de noviembre, en Bolivia entraron a las casas de nuestros médicos sin orden judicial, sin permisos, humillaron, intimidaron, les quitaron sus cosas, les apuntaron con armas, a algunos los golpearon, desnudaron a varias de las mujeres, amenazaron su integridad física”.
Como parte de la represión y de la campaña de descredito contra la misión médica cubana, muchos graduados en Cuba fueron perseguidos, expulsados de sus centros de trabajo y amenazados de invalidar sus títulos. La campaña de descrédito a la noble labor de los médicos cubanos orquestada por elementos radicales de la derecha boliviana y la Embajada de Estados Unidos encontró eco en los algunos medios de comunicación aliados a las fuerzas golpistas. Se difundieron calumnias sobre nuestros profesionales intentando vincularlos con actos de terrorismo y espionaje.
Cabría preguntarse qué perdió Bolivia tras la salida de la Brigada Médica Cubana. La misión cubana estaba compuesta por 749 miembros, entre ellos: 10 neonatólogos, 13 oftalmólogos, 15 anestesiólogos, 15 traumatólogos, 17 cirujanos, 18 ginecólogos, 21 intensivistas y 9 estomatólogos. Laboraban en 34 hospitales, 119 centros integrales comunitarios y cinco centros oftalmológicos. Todos estaban ubicados en zonas alejadas de las cabeceras, eran hospitales de segundo nivel donde especialistas como cirujanos, anestesiólogos, traumatólogos, neonatólogos eran cubanos.
Ahora la atención en esos centros se redujo a los niveles más básicos. En el período de un año, el promedio de consultas de la brigada cubana alcanzaba los 2,4 millones en especialidades tan importantes como pediatría, ginecobstetricia, medicina interna, oftalmología, traumatología. Por otra parte, el pueblo boliviano que no puede pagar los altos costos de los servicios de salud privada se quedó además sin neurocirujanos, neuropediatras, angiólogos, endoscopistas, nefrólogos, reumatólogos, especialidades de hospitales de tercer nivel que Bolivia no tiene.
Bolivia en tiempos de la Covid-19
Mientras en el mundo se multiplican los esfuerzos por salvar vidas y controlar esta pandemia, en Bolivia el gobierno transitorio aprovecha ese contexto para llenarse los bolsillos y retener el poder político a través del retraso de las elecciones. El manejo de esta situación sanitaria bien puede calificarse de ineficiente, irresponsable y en ocasiones irrespetuosa.
Las medidas tomadas han demorado y tienen más bien un carácter electoralista. En este contexto, Luis Arce Catacora, candidato por el Movimiento al Socialismo, pidió a Añez, dejar a un lado las posiciones políticas, pensar en la salud de los bolivianos y solicitar al gobierno cubano, que enviara médicos y medicamentos producidos en la Isla para combatir la Covid-19. Sin embargo, la propuesta fue rechazada y Arce acusado de pretensiones electorales.
En el mes de marzo se activó una cuarentena estricta supuestamente para evitar el aumento de los contagios y dotar a los hospitales de los equipos necesarios para hacer frente a la enfermedad. Sin embargo, durante este período el gobierno de facto llevó a cabo una gran estafa al pueblo boliviano. Los equipos de bioseguridad no fueron comprados, tampoco la cantidad de pruebas rápidas prometidas, de hecho Bolivia es el país que menos pruebas realiza a diario en el continente.
Cuando habían transcurrido tres meses de aislamiento social, se desató un escándalo conocido como el caso Respiradores. El pasado 14 de mayo, habían llegado a Bolivia 170 respiradores marca “Respira” procedentes de España. El Ministerio de Salud informó que pagó por cada equipo 27 683 dólares, lo que hacía un total de 4 773 600 dólares que fueron cancelados gracias al financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Esta entidad además de verificar la adquisición de los equipos publicó en su página oficial el costo de cada uno y la diferencia con los datos ofrecidos por el gobierno desataron el escándalo. El precio de cada unidad de acuerdo con los fabricantes es de 6000 euros y alrededor de 600 los accesorios, es decir, aproximadamente 7265 dólares, es decir que pagaron alrededor de 20 000 dólares más por cada uno de ellos. La compra se realizó a través del intermediario IME Consulting Global Services a los fabricantes: GPA Innova, ambas empresas españolas.
Para colmo de males, los respiradores no cumplían con las especificaciones técnicas de la OMS. Estaban diseñados para ser usados en ambulancias y para terapia intermedia y aun así no podían ser utilizados pues al país no han llegado los accesorios y el software necesario para su funcionamiento.
Se pidió al pueblo cumplir con la cuarentena, prometiendo que a cambio de este sacrificio el gobierno terminaría de equipar los hospitales, compraría respiradores, instalaría salas de Terapia Intensiva, haría llegar pruebas y reactivos para detectar el coronavirus, dotaría de laboratorios a los nueve departamentos del país, proporcionaría equipos de bioseguridad para los médicos y enfermeras. Nada de eso hizo este gobierno falso y corrupto, que durante cinco meses de administración de la crisis sanitaria ha estafado al pueblo boliviano atentando contra sus vidas.
Las consecuencias ya se pueden notar en todo el país, el virus se expande frente a la impotencia de los médicos. Santa Cruz sufre una ola exponencial de contagios comunitarios y en el Beni, ya se ha declarado desastre departamental. Los más de 81 846 enfermos detectados hasta el 3 de agosto causaron el colapso o cierre de unos 20 de los 34 hospitales de tercer nivel en el país, y la cifra de fallecidos está por encima de los 3 300.
Al menos tres miembros del gabinete presidencial, incluida la autoproclamada presidenta Jeanine Añez, son positivos al coronavirus. Ya son tres los ministros que han pasado por cartera de salud en menos de 8 meses, mientras el país se sume en una verdadera crisis sanitaria, social, política y económica. En el Estado Plurinacional de Bolivia se viven días de luto, los bolivianos han sido víctimas del Coronavirus y de la codicia y corrupción del actual gobierno golpista.
En este contexto, la campaña de desprestigio de los médicos cubanos a cargo del gobierno de facto y bajo la conducción de la Embajada de Estados Unidos continuó. El 21 de julio, los golpistas anunciaron que el inmueble conocido como “Clínica del Colaborador”, propiedad de la República de Cuba, sería habilitada para la atención de los ciudadanos bolivianos enfermos por la Covid-19.
A propósito de esta violación de los derechos de Cuba, bajo la justificación de una razón humanitaria, el Ministerio de Relaciones Exteriores declaró: “El generoso pueblo cubano no renuncia a su vocación altruista. Consciente de que el combate a la pandemia de la Covid-19 requiere de los esfuerzos urgentes y mancomunados de cooperación y la solidaridad y, sin renunciar a la titularidad de la propiedad de la Clínica del Colaborador
y a los derechos que como legítimo propietario le asisten, el gobierno cubano pone a disposición del hermano pueblo boliviano su utilización para asistir a los enfermos de la Covid-19 mientras dure la situación de crisis generada por esta pandemia en Bolivia.[6]
Mientras ocurre esta situación en Brasil, Bolivia y Ecuador, donde los médicos cubanos fueron expulsados, dejando a millones de personas de bajos recursos sin acceso a estos servicios de salud, Cuba fortaleció sus relaciones con las naciones miembro del CARICOM. Desde el inicio de la pandemia de la Covid-19, varios países del Caribe solicitaron un incremento de la presencia médica cubana. A raíz de ellos, varias brigadas partieron hacia Surinam, Jamaica, Dominica, Belice, San Vicente y Las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, Honduras, Anguila y Martinica. Se contabilizan más de 650 profesionales de salud en 15 naciones del Caribe y Centroamérica, la región que más médicos cubanos tiene en estos momentos de pandemia.
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