Comer puede causar dolor, por extraño que parezca. Alrededor del 11 % de la población mundial (el 13 % de las mujeres y el 9 % de los hombres) experimenta con frecuencia dolor abdominal cuando come, según una encuesta realizada a más de 50.000 personas presenta en la UEG Week Virtual 20211, la reunión anual de Gastroenterología Europea Unida.
De acuerdo con ese informe recogido por Europa Press, el dolor asociado a las comidas parece ser más frecuente en los jóvenes de 18 a 28 años, con un 15 % de afectados.
Los resultados, basados en el estudio de Epidemiología Global de la Fundación Roma, fueron el resultado de una encuesta en línea a 54.127 personas de 26 países. A todos los encuestados se les preguntó si sufrían dolor abdominal y si éste estaba relacionado con la comida.
Dependiendo de sus respuestas, se les clasificó en tres grupos: los que dijeron que su dolor abdominal estaba relacionado con las comidas más del 50 % de las veces, los que tenían dolor ocasional relacionado con las comidas entre el 10 y el 40% de las veces, y los que rara vez o nunca tenían dolor relacionado con las comidas.
Hinchazón, vientre inflamado y sensación de saciedad
Las molestias no solo fueron dolores abdominales. Además, estas personas también eran más propensos a sufrir hinchazón, vientre inflamado, sensación de saciedad después de comer o de llenarse demasiado rápido, estreñimiento y diarrea. El mismo grupo también presentaba un malestar psicológico más grave y síntomas somáticos, que no eran gastrointestinales.
Los motivos de estos dolores relacionados con las comidas varían. Según los resultados del estudio, las participantes lo atribuyeron a ansiedad o depresión. En concreto, un 36 % de las personas con dolor frecuente relacionado con las comidas declaró haber sufrido ansiedad.
Las personas con ataques frecuentes también informaron de tasas más altas de depresión (35 %) en comparación con el 24 % en el grupo de síntomas ocasionales y el 17 % en el grupo que nunca tuvo dolor relacionado con las comidas.
Mejorar e individualizar el tratamiento
“La conclusión es que las personas que experimentan dolor abdominal relacionado con las comidas padecen con más frecuencia otros síntomas gastrointestinales y cumplen con más regularidad los criterios de los trastornos de las interacciones intestino-cerebro (DGBI, antes conocidos como trastornos funcionales del intestino), entre los que se incluyen afecciones comunes como el síndrome del intestino irritable, la hinchazón y la distensión abdominal”, explica la autora del estudio e investigadora conjunta de la KU Leuven (Bélgica) y la Universidad de Gotemburgo (Suecia), Esther Colomier.
Además, estos también tienen una mayor carga de síntomas psicológicos y somáticos, como el dolor de espalda o la dificultad para respirar, que se asocian con una mayor angustia y problemas de funcionamiento. Estos síntomas provocan angustia y trastornos en la vida cotidiana.
«Debe fomentarse la consideración de los síntomas relacionados con las comidas en los futuros criterios de diagnóstico de la DGBI. En la práctica clínica, la evaluación de la asociación con las comidas en estos pacientes podría ser de gran importancia para mejorar e individualizar el tratamiento”, concluye la investigadora.
Esta información no sustituye en ningún caso al diagnóstico o prescripción por parte de un médico. Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.
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