Las redes sociales se han encargado de visibilizar algunos trastornos alimentarios que hasta ahora parecían estar silenciados, y entre ellos destaca uno que paradójicamente, en ocasiones se ve reforzado por algunas cuentas 3.0 que afectan a la forma en la que vemos nuestro cuerpo. Hablamos de la ortorexia, un trastorno que provoca que quienes lo padecen estén obsesionados con la alimentación saludable siguiendo unos patrones muy similares a la bulimia y la anorexia y que puede afectar tanto a nivel físico como psicológico con gravedad. El término salió a la luz cuando en el año 2000, el Dr. Steven Bratman publicó el libro ‘Health Food Junkies’ (Los yonquis de la comida sana), que al aparecer en ‘The New York Times’, salió de la sombra y se sitúo en el epicentro del debate.
No se trata, por descontado, de llevar una alimentación sana y equilibrada y de hacer deporte, sino que el problema emerge cuando esa preocupación por mantener un estilo de vida saludable se convierte en un trastorno obsesivo compulsivo que hace que quien padece ortorexia se obsesione con eliminar de su alimentación cualquier tipo de nutriente considerado dañino para el organismo y todos aquellos alimentos que se estimen no son las opciones alimenticias más sanas. Contra todo pronóstico, esta obsesión por la salud plena puede derivar en graves problemas por carencias de nutrientes esenciales. Es lo que podría ocurrir por ejemplo al eliminar completamente de la alimentación las grasas saludables, que aportan vitaminas esenciales como la vitamina D y que de ser eliminadas, pueden debilitar el sistema inmunológico.
“Reducir la ingesta de alimentos por debajo de las necesidades calóricas y nutricionales puede llevar a alteraciones metabólicas que impiden al organismo funcionar correctamente y al desarrollo de enfermedades digestivas, renales o cardíacas. De igual manera, eliminar ciertos alimentos de la dieta puede llegar a modificar la microbiota intestinal, generar intolerancias y dar lugar a enfermedades crónicas de difícil control”, advierte la Dra. Cecilia Sanz García, médica especialista en Aparato Digestivo del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
“Este trastorno suele derivar en pérdidas de peso muy rápidas y pronunciadas, falta de energía y fatiga (incluso por lo que determina el tiempo de planificar y organizar su dieta) y mayor facilidad para sufrir lesiones, unido a excesivo deporte sin estar bien nutridos”, afirma la nutricionista Verónica Velasco de BluaU de Sanitas, que también advierte de que en casos extremos y prolongados en el tiempo, este trastorno puede incluso derivar en problemas de salud que han requerido de intervenciones quirúrgicas. “Existen casos en los que el sujeto se acaba desmayando y se han de realizar tratamientos de hidratación controlada para regular los niveles de iones o implantar sondas nasogástricas de alimentación o gastrostomías endoscópicas percutáneas”, advierte la Dra. Cecilia Sanz García, especialista en Aparato Digestivo del Hospital Universitario Sanitas la Moraleja.
No es solo la alimentación saludable la que se convierte en una obsesión, sino que practicar ejercicio físico es otra característica de este trastorno que como hemos comentado, en ocasiones puede verse favorecido por las redes sociales, donde existe el término ‘fitspiration’, que promueve entrenar y seguir una dieta muy meticulosa para conseguir la imagen de un cuerpo delgado, tonificado y sin grasa que es el que se estima el deseado. Sin embargo, el problema radica en que en el universo 3.0 pueden malinterpretarse algunos conceptos y el usuario puede terminar cayendo en fuentes de información no profesionales que en ocasiones, desembocan en prácticas poco saludables que podrían derivar en problemas psicológicos y de salud.
Los casos de TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) han aumentado un 20%, según cifras de Fundación Fita, y una de las razones de este incremento es el aumento del tiempo de exposición a las tecnologías y redes sociales. “Aunque anteriormente se comenta que detrás de estos trastornos de conducta alimentaria, hay otros factores de los que no se habla tanto que pueden jugar un papel muy importante. Es cierto que las redes sociales actúan como un factor de precipitación y de riesgo importante para la aparición de estos problemas. Sobre todo, en la etapa de la adolescencia, en la cual, nuestros adolescentes están muy centrados en buscar la aceptación y admiración de su grupo de iguales. De esa manera, intentarán imitar los irreales cánones de belleza que marcan tendencia en las redes.», afirma Raquel Velasco, psicóloga de BluaU de Sanitas.
Cómo reconocer la ortorexia: los sintómas
Lo cierto es que en ocasiones resulta complicado diferenciar cuándo alguien está preocupado por su alimentación y la acompaña de actividad física y cuándo se trata de una obsesión. Algunas señales son pasar más de tres horas diarias pensando en la dieta del día, el control de la composición del alimento, las porciones y las combinaciones que derivan en una planificación minuciosa y por supuesto, el sentimiento de culpa en el caso de saltar alguna exigencia, un desliz que puede forzar a esa persona a la práctica posterior e inmediata de ejercicio con el fin de intentar quemar esas calorías ingeridas. “A nivel psicológico, registra una serie de patrones de comportamiento bastante marcados y que afectan claramente a su capacidad de tener convivencia social equilibrada”, explica Raquel Velasco del Castillo, psicóloga de BluaU de Sanitas. Es decir, suele derivar en un aislamiento social provocado por su rigidez alimentaria.
Las consecuencias físicas y psicológicas de este trastorno han de ser detectadas y tratadas lo antes posible por profesionales de la salud física y mental, que se encargarán de terminar el tratamiento adecuado tras detectar cuál es el origen de este trastorno. “Una vez detectamos el problema, el tratamiento que, en todo caso, deberá ser multidisciplinar, será la concienciación del paciente sobre los riesgos que corre a nivel nutricional y social de mantener esos hábitos estrictos y se realizará una intervención terapéutica para dotar a la persona de la capacidad de flexibilizar sus pautas consiguiendo unos verdaderos hábitos saludables”, añade la psicóloga de BluaU de Sanitas.
Aunque el trabajo psicológico es necesario para poder superar la ortorexia, requiere por supuesto también del apoyo del entorno social y familiar. “Los seres queridos serán un recurso muy valioso de acompañamiento y ayuda para el paciente, guiados siempre por el asesoramiento de los profesionales de la salud que estén trabajando con él”, concluye. De esta forma, poco a poco manejará el problema de la ortorexia y volverá a restablecer su calidad de vida y social.
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