No podía ser el peor de los escenarios de una campaña presidencial: Pandemia, un presidente candidato contagiado y hospitalizado. Toda una situación inédita, donde el futuro es impredecible a 30 días de las elecciones en la primera potencia mundial.
El mandatario estadounidense Donald Trump terminó sucumbiendo a los efectos del “virus chino”, que tanto subestimó.
Desoyó los criterios científicos, desacreditó en muchas ocasiones a sus propios expertos médicos, recomendó tratamientos ineficaces, puso en tela de juicio la eficacia del tapabocas, e incluso se burló de su rival demócrata Joe Biden por usar mascarilla.
Convirtió la pandemia en un asunto político, cuando era una cuestión de salud pública. El costo que ha pagado el país ha sido muy alto. Más de 200 mil estadounidenses han muerto a causa de la enfermedad.
El diagnóstico positivo de Trump, sin lugar a dudas, constituye todo un símbolo de la crisis por la pandemia en este país, el primero en número de contagios en el mundo.
El poder no da inmunidad, y eso bien lo sabe el presidente norteamericano, que se convirtió el pasado jueves en una estadística más de los 7,3 millones de infectados de COVID-19 en EE.UU. reportados hasta ayer.
Es una noticia fuerte para la reelección de Trump, resume Suelen Castiblanco, investigadora y docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle.
Basa su argumento en que Biden podría aprovechar esta oportunidad para señalar como en varios momentos Trump minimizó la COVID-19, y sin embargo, ahora resulta que se infectó, lo mismo que su esposa Melania.
Es decir, “señalar los errores de cálculo de Trump en la gestión de la pandemia, que han hecho que Estados Unidos sea el país con más muertes por el virus”, recalca Castiblanco.
Sumado a ello, destaca lo inoportuno del momento.
“Es muy complejo a menos de dos meses de unas elecciones muy particulares en la forma en que se van a hacer las votaciones”, sostiene, pero agrega que además va a implicar que Trump no podrá hacer proselitismo durante unas tres semanas.
En ese orden de ideas, Castiblanco explica que Trump tiene un discurso muy fuerte que le llega a su electorado más radical, que le gusta verlo en sus mítines, y al estar fuera de campaña durante varias semanas, habrá que esperar si esto repercutirá negativamente.
A David Castrillón, profesor e investigador de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, le preocupa que el presidente Trump haya sido hospitalizado ayer.
“Que no lo haga en la Casa Blanca, sino en el hospital es porque lo necesita, preocupa mucho, la verdad”, comenta el experto.
Aunque considera que al final puede ser un caso como el de Boris Johnson, primer ministro británico, que aunque estuvo en cuidados intensivos con hospitalización en marzo pasado, se recuperó.
Su enfermedad es un golpe más a su imagen, apunta Castrillón, refiriéndose a los resultados de sus documentos tributarios a inicio de esta semana, los cuales muestran que Trump no es un hombre de negocios tan exitoso.
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