La Policía Ambiental y Ecológica, así como la Secretaria del Interior de la Alcaldía de Bucaramanga, realizaron varias inspecciones y registros a diferentes puntos que fueron denunciados y dieron con la ubicación de un matadero clandestino.
Allí realizaban el sacrificio de animales en un estado de salud deplorable. A simple vista, esqueletos y cueros de los animales eran devorados por aves de rapiña.
Los líquidos y sólidos de la actividad ilegal los vertían sin ningún tratamiento previo a la escarpa.
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Con la evidente actividad ilegal, los funcionarios procedieron a incautar catorce canastas con producto cárnico despostado, equivalentes a 627 kilos y avaluadas en más de $7 millones.
Rescataron 12 asnos que estaban en los corrales improvisados, listos para el sacrificio, y fueron llevados al centro de protección animal de la Alcaldía de Bucaramanga.
La persona sorprendida en las instalaciones y responsable del lugar recibió un comparendo, según como lo contempla en la Ley 1.801.
Además, lo sellaron por la alta contaminación con el agravante que el predio donde arrojan la osamenta de los animales sacrificados hace parte de la zona de protección del Distrito Regional de Manejo Integrado.
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