Todos los días más personas mueren de COVID19; lo triste es que la muerte por cáncer y otras enfermedades graves, sigue en aumento. Como humanidad no queremos aprender las medidas preventivas simples para controlar estos problemas y seguimos recurriendo al chisme, las redes sociales mentirosas, el consejo de los vecinos pretendiendo curar problemas graves. En cáncer, algunas terapias alterativas ayudan pero la mayoría no funcionan. En niños, algunos “remedios” pueden afectar los tratamientos contra el cáncer. Uno de los “tratamientos” más recomendado, es la dieta alcalina que no tiene ninguna utilidad en el cáncer. Sin importar el tipo de alimento que consumamos, el cuerpo siempre mantendrá equilibrada la acidez necesaria para un funcionamiento óptimo.
No existe un trabajo científico bien realizado que demuestre que el aceite de marihuana, cura o mejora el cáncer; si alivia los efectos secundarios de algunos tratamientos como la náusea o pérdida de apetito; incluso, algunas moléculas de la marihuana pueden tener reacciones cruzadas con medicamentos anticancerígenos o producir pérdida de memoria o déficit de atención.
Así como algunos políticos se creen epidemiólogos, nos estamos volviendo químicos. Están recomendando el cloruro de cesio, algunas hierbas chinas incluso venenosas y el bálsamo negro en cáncer de piel; este ungüento se obtiene de una planta llamada sanguinaria; al aplicarlo destruye la piel y oculta el cáncer.
La vitamina C resurge por épocas siendo recomendada incluso en el tratamiento del COVID; en dosis elevada y por vía intravenosa podría tener alguna utilidad.
Hace poco conocí un niño que recibía amigdalina, extracto elaborado de la semilla del durazno y otras plantas. No olvidemos que en el cuerpo se transforma en cianuro, mortal en dosis elevadas.
En un seminario reciente me preguntaban sobre los enemas como cura del cáncer de intestino. Aplicarse sustancias por vía rectal, puede producir alteración química y disbiosis intestinal. El desequilibrio de bacterias probióticas es uno de los principales inductores del cáncer de intestino y del agravamiento de algunos pacientes con COVID. No olvidemos que el mejor tratamiento del cáncer sigue siendo la prevención evitando contaminantes ambientales de toda clase y comiendo sano.
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