La ministra de Sanidad, Carolina Darias.
El Ministerio de Sanidad ha explicado a Redacción Médica que el procedimiento actual no solo mejora la calidad de los IPT, sino que proporciona «mayor transparencia«. A su juicio, esto es así porque se publican los informes antes de fijar el precio y financiación, «compartiendo así información y conocimiento entre todos los agentes implicados, lo que es especialmente relevante en la utilización de los medicamentos».
En cuanto a la inclusión de la evaluación económica en el IPT, uno de los aspectos que ha generado polémica en el sector, el departamento que lidera Carolina Darias ha hecho hincapié en que los estudios presupuestarios han sido «muy rigurosos» y ha asegurado que se ha seleccionado el tipo de evaluación económica en función de la evidencia disponible de cada uno de los medicamentos.
«Las incertidumbres se han manejado con análisis de sensibilidad y se han considerado costes tanto de medicamentos como de efectos adversos o pruebas a realizar cuando eran relevantes, tal como indican tanto las guías de evaluación económica internacionales como nacionales. Además, se han incluido los impactos presupuestarios en función de la estimación de pacientes por indicación», ha añadido.
Asimismo, ha asegurado que el pilotaje que se está llevando a cabo «ha conseguido la consolidación de la red de evaluación y día a día se observa tanto la mejora en los tiempos como la implantación del procedimiento«.
De cualquier forma, el Ministerio de Sanidad no descarta flexibilizar de alguna forma el modelo: «La mejora continua siempre es una fuerza motriz que impulsa hacia la excelencia al Sistema Nacional de Salud (SNS)«.
Nuevos IPT: piden revisar el modelo
Dos de las voces que apuestan por una revisión del actual modelo de IPT son Farmaindustria y la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (Facme). Ya han manifestado en varias ocasiones que este procedimiento debe volver al modelo anterior y que haya dos informes separados e independientes, uno terapéutico (que vaya primero) y otro económico, pero que «no se mezclen». Y para garantizar la rigurosidad de los informes, deben participar en ellos desde el principio clínicos de la especialidad del medicamento evaluado y los pacientes que los vayan a recibir.
Por tanto, apuestan por un modelo de IPT con ambas evaluaciones, pero en informes independientes y primero el del valor terapéutico, de forma que éste no se vea influenciado por el “miedo al impacto presupuestario”.
Si bien, Sanidad aseguró a este medio a principios de este año que no está previsto excluir la evaluación económica del medicamento en los IPT del SNS porque «no se considera idóneo ni oportuno«.
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