En Úbeda, una pequeña ciudad española, este miércoles 29 de abril murió Pedro Marín Esquirol. Es el sexto médico venezolano que fallece en el extranjero en medio de la pandemia.
Según reporta Ideal Úbeda, el diario de la ciudad andaluza, Marín pasó más de un mes internado tratándose el COVID-19. Primero los síntomas no fueron tan fuertes, pero al pasar de los días empeoró y necesitó ser intubado. Tenía 47 años y ninguna patología anterior.
Trabajaba en el Hospital San Juan de la Cruz desde 2017, cuando él y su esposa lograron la homologación de sus títulos de médicos en España y se mudaron desde Madrid a Úbeda. Sin embargo, no había logrado volver a entrar al equipo de neurocirugía, su especialidad. Trabajaba en urgencias cuando se contagió.
Al llegar a Madrid, tanto él como su esposa trabajaron alejados de la medicina por un tiempo. Marín estuvo en la cocina de La Candelita, un restaurante de comida latina en Madrid, lejos de los quirófanos del Hospital Domingo Luciani, donde atendía en Anzoátegui, o de los salones de la Universidad de Oriente, donde era profesor en pre y postgrado de neuroanatomía. También trabajo en campos de cosecha, como recolector de siembra. Quienes lo conocían, lo recuerdan como un hombre trabajador, dedicado a la medicina y a su familia, su esposa y sus dos hijos.
“Era buena gente, cariñoso, agradable, muy educado… nunca le vi alterarse, ni un mal gesto, ni una mala contestación pese a estar trabajando bajo la presión de Urgencias”, recoge el Ideal Úbeda de voz de uno de sus compañeros de trabajo.
El 30, un día después de su muerte, los trabajadores del hospital bajaron a homenajearlo en la entrada del recinto. Estaban ahí su madre y su esposa. También se sumaron al acto funcionarios de la Policía Nacional, la Guardia Civil, la Policía Local, bomberos y Protección Civil. El director del hospital leyó unas palabras de despedida de parte de todos los trabajadores y le entregó un ramo de flores a su esposa. Hubo tres minutos de silencio seguido de uno de aplausos para despedir a Marín, quien fue uno de los primeros trabajadores del hospital en contagiarse.
?VÍDEO | Los trabajadores del Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda se han concentrado este mediodía para recordar a su compañero Pedro Marín, médico de Urgencias, que falleció anoche después de estar un mes luchando contra el coronavirus. pic.twitter.com/OCKdRZxfRC
— Diez TV (@DiezTV) April 30, 2020
El 12 de abril, dos semanas antes, murió en Nueva Jersey, Estados Unidos, el oncólogo Henry Olivares. Olivares dedicó su carrera a la oncología pediátrica y ejerció en el Hospital Universitario de Maracaibo, donde llegó a ser jefe del servicio. Una nota del Colegio de Médicos del Zulia -donde, además, fue miembro del a coral- lo recuerda “por su dedicación y especial humanismo” que, dicen, le valió para ganarse el cariño de todo el personal de la institución.
El comunicado de pésame dice que Olivares se caracterizó “por su gran dedicación, humildad y cariño hacia sus pacientes pediátricos, colegas, residentes, estudiantes de pre grado, persona paramédico y administrativo”, lo que las publicaciones en redes sociales parecen corroborar: su colega Freddy Pachano, director de postgrado de Medicina en la Universidad del Zulia, de donde Olivares es egresado, dice: Me entero de la muerte de un gran amigo y profesor, Dr. Henry Olivares muere por COVID-19 en Nueva Jersey. Fue jefe de Servicio de Oncología Pediátrica del HUM cuando aprobamos ese programa por el CNU. Muy triste, huir del país y morir lejos de tu tierra. Que pena. PAZ A SU ALMA (sic)”. Las respuestas a su tuit están llenas de testimonios de gente recordando cuando el doctor los atendió a ellos o a algún familiar.
Mi amiga tenía 13 en ese entonces y el la ayudó a superar uno de los CA más feroces en el maxilar, Dios tenga en Gloria al Dr Olivares. Médicos como el con mística y dedicación quedan pocos.
— Nany.B (@nany_b) April 12, 2020
También en España, pero en Murcia, murió Nerio Valarino González, un médico internista. Nerio tenía 59 años y varias patologías previas que complicaron el cuadro de covid-19, hipertensión, diabetes e insuficiencia renal. Su prueba dio positiva el 25 de marzo y murió el 02 de abril, apenas una semana después.
Nerio trabajaba como internista en el servicio de urgencias del hospital Quirónsalud, donde fue homenajeado por sus colegas. Fulgencio Molina, el jefe del servicio, publicó una carta homenaje en un medio regional:
“Nerio no ha estado en la retaguardia, sino en el frente, día a día, viendo a sus pacientes en la planta y haciendo guardias en Urgencias. Arrimando el hombro, sustituyendo a los que, como otros anónimos compañeros de la profesión, iban dando positivo a esta sinrazón y tenían que retirarse, como ha ocurrido en nuestro hospital. Nerio era valiente, sereno y siempre tenía una sonrisa.
Hoy que nos has dejado, no quiero que seas un número, un porcentaje, una estadística. Tú hoy tienes que ser el más visible.”
Lo repitió luego, en otra entrevista. “Siempre hay un recuerdo en el día a día para el doctor Nerio Valarino, fallecido a causa del COVID-19”.
Nerio estudió Medicina en la Universidad Central de Venezuela, donde luego fue profesor de farmacia, y trabajó en el Centro Clínico de La Urbina hasta 2017, cuando emigró, como cientos de médicos venezolanos.
El 1 de abril, un día antes, había muerto en Madrid Carlos Rodríguez Duarte. Carlos, urólogo, fue egresado de la Universidad Central de Venezuela e hizo su postgrado en el Hospital Universitario de Caracas. Luego volvió a la universidad para dar clases de urología. Fue primer adjunto del Servicio de Urología del Hospital José Gregorio Hernández de Los Magallanes de Catia y organizó el postgrado de urología de ese mismo centro.
Ese 1 de abril fue el día más letal para los médicos venezolanos en el exterior. En pocas horas, además de la muerte de Duarte, se registraron las de Isaac Abadi en Miami y Lyll Gisela Montes de Pargas en Guayaquil.
Médicos venezolanos
Abadi murió a los 84 por insuficiencia respiratoria. Durante el tiempo que pasó internado, avisó su voluntad: no quería ser intubado ni sometido a maniobras de resucitación. Es recordado por muchos como un maestro de la medicina. Se graduó en la Universidad del Zulia y fue parte de la primera promoción de Medicina Interna del Hospital Universitario de Caracas, en 1959.
Estudió reumatología en el Hospital for Special Surgery de la Universidad de Cornell, en Nueva York, y al volver a Caracas fundó el servicio y el postgrado de reumatología de la Escuela Luis Razetti. Allí su cargo fue, por muchos años, Jefe de la Cátedra de Clínica Médica y Terapeútica Médica de la Escuela. También fundó el Centro Nacional de Enfermedades Reumáticas, una unión de 12 hospitales del país para atender mejor a los pacientes reumáticos.
Entre 1992 y 1993, Abadi fue, además, Presidente-Director y luego miembro principal del Consejo Asesor Nacional de la Salud en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, durante la gestión del ex ministro Rafael Orihuela, que lo despidió en redes sociales diciendo que fue un ““eminente científico venezolano, guía y maestro de la Reumatología continental”.
Él, a diferencia de los demás de esta lista, no estaba en Estados Unidos trabajando. Había ido al Bar Mitzvah de un nieto y se contagió. Murió en unas 24 horas. Se atendió en el Jackson Memorial Hospital, donde su sobrina, la doctora Lilian Abbo, es jefa de enfermedades infecciosas. Era la única familiar que podía entrar en el hospital, y que atendió las indicaciones de su tío, quien incluso pedía ver los resultados de sus exámenes.
Lilian se despidió de su tío diciendo “murió mi tío y mentor en nuestra UCI, por COVID-19. A pesar de los meses preparándonos para esta pandemia, no pudimos salvarlo. Él formó mi vida y mi corazón para la medicina”. El doctor Juan Caripidis, médico en el Hospital de Clínicas Caracas y su exalumno, dijo: “A pesar de su edad, de su problema de columna, iba religiosamente al consultorio, tenía actividades docentes los sábados, siempre con una sonrisa, un humor negro, un cariño por su secretaria Miriam, por sus asistentes. Hoy siento un dolor indescriptible”.
Lyll Gisela Montes, la doctora que murió en Guayaquil el mismo 1 de abril, era anestesióloga. Murió también por insuficiencia respiratoria, estuvo conectada a ventiladores mecánicos y se le trató con medicamentos para subir su presión, pero los esfuerzos de los doctores no tuvieron éxito. Pasó dos semanas internada.
Era larense, y en Venezuela fue directora del hospital central Antonio María Pineda, en Barquisimeto. Hace cerca de dos años se fue a Guayaquil, y trabajaba en Hospital IESS Los Ceibos (Seguro Social).
“Todo el gremio en el estado Lara lamenta profundamente y con mucho dolor la muerte de nuestra colega Lyll Montes. Una gran profesional, anestesiólogo, exdirectora del hospital central Antonio María Pineda, una gran docente y sobre todo una gran amiga. Esta noticia nos llena de mucha tristeza y extendemos a su familia, a sus amigos, a sus colegas de promoción, nuestras más sensibles palabras de condolencia por esta lamentable perdida. Que Dios la tenga en su santa gloria porque se fue luchando, como era ella una mujer guerrera que enfrentaba las situaciones más adversas. A su familia y a sus hijos que llegue nuestro mas sincero pésame. Hoy el gremio medico en el estado Lara está de luto”, dijo el doctor René Rivas, presidente del Colegio de Médicos del estado Lara, al medio larense El Impulso.
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