Las investigadoras del estudio: Marina López y Maria Suñol.
Una de las características de esta enfermedad es que afecta especialmente a chicas, hecho que Marina López quiere conocer el porqué: “De todas las personas reclutadas en Cincinnati, más del 85% son mujeres. No conocemos aún la razón sobre de este hecho, aunque tenemos hipótesis relacionadas con la composición corporal, que puede ser diferente entre hombres y mujeres en promedio. El hecho de tener menos tejido muscular y óseo podría afectar de forma distinta al procesamiento sensorial de señal al cerebro, causando un efecto no protector. Existe un factor de riesgo por el hecho de ser mujer”.
«Existe un factor de riesgo por ser mujer» |
En el estudio se ha constatado que algunas alteraciones cerebrales relacionadas con fibromialgia juvenil coinciden con las identificadas en mujeres adultas con fibromialgia: “Se considera que la circuitería sensorial de las pacientes adultas no está bien integrada en el cerebro, tanto la somatosensorial como la auditiva y la visual. Estamos viendo que en los adolescentes ocurre también esta tendencia”, explica López. Por otra parte, Maria Suñol afirma que en el estudio “hemos encontrado una reducción en la conectividad de regiones sensoriales y somato motoras, específicamente. Observado todo el cerebro, lo que aparece más prominente es una alteración de señal sensorial en las redes somatosensoriales y motoras”.
Las consecuencias de la reducción y aumento de la materia gris
A la hora de calcular el volumen de sustancia gris se ha utilizado, tal y como afirma Suñol, un procedimiento conocido como “boxer vein morfometry, que nos ha permitido conocer el volumen de sustancia gris que hay en cada uno de los boxers del cerebro, como si fuera un píxel en tres dimensiones. Analizamos todo el cerebro, lo dividimos en estos pixeles volumétricos y miramos el volumen de sustancia gris. A partir de estos datos, buscamos las diferencias entre el grupo de pacientes y el de control”.
En relación con el papel que ha representado el volumen de materia gris en el estudio, Suñol relata que “hemos encontrado un aumento en regiones frontales centrales. Estas partes están implicadas en el proceso de emociones y de lenguaje, sobre todo de la autopercepción de las narrativas. Todo ello está ligado con la discapacidad funcional, en la dificultad que ellos tienen en desarrollar sus actividades diarias como hacer los deberes, deporte… Esta información nos ofrece una potencial diana terapéutica, pero los resultados aún se tendrían que replicar en otras muestras”.
«Tenemos una potencial diana terapéutica, pero los resultados se tendrían que replicar en otras muestras» |
Las principales conclusiones que ha publicado el estudio han sido explicadas al detalle por la investigadora López Solà, afirmando que “hemos puesto énfasis en dos descubrimientos relevantes. La primera de ellas es la reducción volumétrica de una parte de la corteza singular anterior, la más relacionada en el procesamiento de dolor. Esta región está en todo el grupo de pacientes analizados reducida, atrofiada”.
Por otra parte, la segunda conclusión a la que han llegado las investigadoras es el aumento proporcional del volumen en regiones que se dedican a procesar emoción, regulaciones emocionales, narrativa… “Este estudio ofrece un indicador de que hay dos cosas a tratar. Por una parte, tenemos el procesamiento específico de la señal dolorosa y todo lo que sería la parte psicológica que acompaña a esta alteración, y ahora trabajamos para que las emociones queden protegidas”, afirma Solà.
Aumentar las muestras para identificar subtipos de pacientes
A partir de aquí, el siguiente paso que valoran realizar las investigadoras es conseguir más muestras para ampliar los resultados. “Queremos analizar más etnias, nuevas culturas, para ver si las alteraciones encontradas se aplican en poblaciones diferentes. Lo que se ha analizado hasta ahora son las alteraciones a nivel estructural, pero tenemos muchos datos sobre la función del cerebro, por lo que queremos conocer a fondo las alteraciones más funcionales. Buscamos saber cómo se relacionan, sacar patrones con sentido y plantearnos potenciar el desarrollo de biomarcadores. Cuando tengamos suficiente tamaño muestral, intentaremos la identificación de subtipos de pacientes distintos”, sentencia Suñol.
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