Si el flujo de sangre no llega adecuadamente a ciertos tejidos, nos encontramos con la llamada isquemia. Esta reducción del flujo sanguíneo puede ser temporal o permanente, y en ambos casos, las consecuencias pueden ser muy perjudiciales para la salud, por la falta de oxígeno y nutrientes indispensables para la vida.
La isquemia puede tener varias causas, y entre ellas se encuentran ciertas enfermedades, como la enfermedad vascular periférica o, la más famosa, la aterosclerosis. Sin embargo, cuando se trata de la solución, parece haber solo una opción, que es la creación de nuevos vasos sanguíneos que puedan reemplazar los vasos sanguíneos dañados y siempre revivir las áreas dañadas, si es posible. Un proceso complejo llamado oficialmente angiogénesis. Y es en esta dirección que trabaja el Sanford Burnham Prebys Institute of Medical Research de Estados Unidos, que ha avanzado en sus estudios hasta el punto de poder confirmar que pueden existir diferentes procesos para conseguir este proceso de la angiogénesis.
Procesos necesarios para el estado funcional de la angiogénesis
La angiogénesis es un proceso muy similar a un proceso que a veces sigue la misma naturaleza, porque así como sucede en las ramas de un árbol, donde el proceso de crecimiento de nuevos brotes parte de ramas ya existentes, también sucede en nuestros vasos sanguíneos.
Según declaraciones de Fangfei Li, líder de este proyecto de investigación científica, publicadas en la revista Nature Communications. Estudios que parecen mostrar que la forma en que la angiogénesis ha funcionado hasta ahora no necesariamente ha llevado a la formación de nuevos vasos sanguíneos regenerativos, porque los vasos sanguíneos que se crean pueden no funcionar. Para llegar a serlo, necesitan una «cavidad» o, lo que es lo mismo, una pequeña abertura que permita el paso de nutrientes y sangre oxigenada a otras zonas del cuerpo. Es la oxigenación de la sangre y el nuevo transporte de nutrientes por todo el cuerpo lo que permite que los vasos sanguíneos se ramifiquen y florezcan. Según su coautor Masanobu Komatsu, la investigación avanzó en esta línea hasta concluir que las proteínas R-Ras y Akt, que deben activarse, son realmente necesarias para el buen funcionamiento del proceso de angiogénesis. En particular, la proteína R-Ras debe activar la proteína quinasa Akt para que dicha activación produzca una cavidad. En resumen, la activación de la proteína Akt permite la creación de la estructura necesaria para la creación de un lumen debido a la estabilización del citoesqueleto de microtúbulos ubicados en las células endoteliales.
Un paso importante en la lucha contra la enfermedad
Este importante estudio representa un avance increíble respecto a investigaciones anteriores en aspectos como la reparación del tejido isquémico, que caracteriza a muchas enfermedades graves e incluso mortales como el cáncer o muchas enfermedades y afecciones del corazón. Además, por si esto fuera poco, permite efectivamente ampliar el conocimiento existente sobre los procesos biológicos, aumentando las posibilidades de éxito y eficacia en la lucha contra enfermedades mortales. Así, muchas enfermedades que no permiten que los medicamentos surtan su efecto completo, como el bloqueo de los vasos sanguíneos causado por un tumor, tienen una nueva oportunidad y la esperanza de una nueva luz.
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