Tras casi dos años de uso obligatorio del cubrebocas ante la pandemia del COVID-19, y el paulatino levantamiento de las medidas sanitarias en algunos países y algunas entidades de la República Mexicana en espacios abiertos.
Según un estudio reciente, uno de cada cinco encuestados piensa seguir utilizando mascarilla en espacios abiertos, y el 23% reconoce no sentirse cómodo ni seguro sin ella.
¿Qué es el síndrome de la cara vacía?
El síndrome de la cara vacía se trata de un malestar formado por un conjunto de síntomas que las personas manifiestan cuando no llevan nada que les cubra la boca y están presentes otras personas, de acuerdo con los especialistas.
No se considera un trastorno ni una enfermedad mental que aparezca en los manuales, pero sí es un problema que está en la calle y que tiene que ver con nuestra realidad social actual.
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El síndrome empieza cuando la gente piensa: “Me puedo contagiar, la gente es una inconsciente, me siento desprotegido.”
A lo que siguen signos de orden emocional, como la angustia, ansiedad, miedo o temor; y finalmente causa nerviosismo, dolores, inquietud, sudoración, entre otros síntomas.
Los indicadores principales son:
– Sentimiento de vulnerabilidad y desprotección al ir sin mascarilla.
– Ansiedad, miedos, sentirse expuesto, etc. por llevar la cara al descubierto.
– Rechazo del contacto social o evitación de ciertas situaciones.
Dos orígenes diferentes
Existen básicamente dos miedos subyacentes a ir sin mascarilla:
– Miedo obsesivo al contagio.
– Miedo a mostrarse personalmente ante los demás.
Según cuál sea el origen, el tratamiento requerirá un enfoque diferente.
¿Por qué ocurre?
Los seres humanos asociamos conceptos para poder entender nuestra realidad. Con el inicio de la pandemia, inmersos como estábamos en unas circunstancias de incertidumbre e inestabilidad, asimilamos que “Cubrebocas= protección”. De la misma manera, “Sin cubrebocas = desprotección”.
El problema empieza cuando este significado se mantiene a pesar de que las circunstancias cambien y la amenaza o peligro que nos llevó a hacer la asociación haya desaparecido o sea mucho menor. Si no hay peligro o el riesgo es mínimo, la mascarilla deja de ser una protección.
También por asociación, la protección no sólo se aplica al virus, sino que ampliamos su significado a un ámbito emocional.
El cubrebocas entonces se convierte en una protección también psicológica, una barrera que impide mostrarnos a nosotros mismos, nuestras expresiones, defectos, etc. La mascarilla como ocultación.
¿Quiénes son los más proclives a desarrollar el síndrome de la cara vacía?
De acuerdo con el sitio de Más vida psicólogos Fuengirola, las personas más proclives a desarrollar el síndrome de la cara vacía son quienes han vivido con temor la pandemia causada por el virus del COVID-19 o quienes han padecido la enfermedad de manera grave, en ellos mismos o en sus seres queridos.
Las personas que tienen mayor probabilidad de desarrollar el síndrome son quienes tienen perfiles ansiosos o han tenido algún episodio relacionado con ansiedad; los que sufren de hipocondría, agorafobia, ataques de pánico, tímidos extremos, entre otros. Pues ese tipo de perfiles se protegen dejando de hacer cosas, lo que aumenta el miedo y puede llevar a provocar que ciertas personas no puedan salir de casa.
¿Cómo hacerle frente al síndrome de la cara vacía?
La clave para hacerle frente al síndrome de la cara vacía pasa por aceptar las emociones que cada uno siente cuando se reencuentra con otras personas sin cubrebocas; si no lo hacemos, “el camino será muy duro”.
Se sugiere que la gente reestructure sus pensamientos irracionales, pues no es lo mismo dejar de usar cubrebocas si se está vacunado a si no se cuenta con la vacuna, o si convivimos con personas de riesgo, entre otros factores.
No hay que perder de vista que en caso necesario, las personas que padecen el síndrome de la cara vacía, el cual sucede cuando alguien se siente expuesto porque otras personas no usan cubrebocas, pueden buscar ayuda profesional.
El síndrome empieza cuando la gente piensa: “Me puedo contagiar, la gente es una inconsciente, me siento desprotegido.”
A lo que siguen signos de orden emocional, como la angustia, ansiedad, miedo o temor; y finalmente causa nerviosismo, dolores, inquietud, sudoración, entre otros síntomas.
Los indicadores principales son:
– Sentimiento de vulnerabilidad y desprotección al ir sin mascarilla.
– Ansiedad, miedos, sentirse expuesto, etc. por llevar la cara al descubierto.
– Rechazo del contacto social o evitación de ciertas situaciones.
Dos orígenes diferentes
Existen básicamente dos miedos subyacentes a ir sin mascarilla:
– Miedo obsesivo al contagio.
– Miedo a mostrarse personalmente ante los demás.
Según cuál sea el origen, el tratamiento requerirá un enfoque diferente.
¿Por qué ocurre?
Los seres humanos asociamos conceptos para poder entender nuestra realidad. Con el inicio de la pandemia, inmersos como estábamos en unas circunstancias de incertidumbre e inestabilidad, asimilamos que “Cubrebocas= protección”. De la misma manera, “Sin cubrebocas = desprotección”.
El problema empieza cuando este significado se mantiene a pesar de que las circunstancias cambien y la amenaza o peligro que nos llevó a hacer la asociación haya desaparecido o sea mucho menor. Si no hay peligro o el riesgo es mínimo, la mascarilla deja de ser una protección.
También por asociación, la protección no sólo se aplica al virus, sino que ampliamos su significado a un ámbito emocional.
El cubrebocas entonces se convierte en una protección también psicológica, una barrera que impide mostrarnos a nosotros mismos, nuestras expresiones, defectos, etc. La mascarilla como ocultación.
¿Quiénes son los más proclives a desarrollar el síndrome de la cara vacía?
De acuerdo con el sitio de Más vida psicólogos Fuengirola, las personas más proclives a desarrollar el síndrome de la cara vacía son quienes han vivido con temor la pandemia causada por el virus del COVID-19 o quienes han padecido la enfermedad de manera grave, en ellos mismos o en sus seres queridos.
Las personas que tienen mayor probabilidad de desarrollar el síndrome son quienes tienen perfiles ansiosos o han tenido algún episodio relacionado con ansiedad; los que sufren de hipocondría, agorafobia, ataques de pánico, tímidos extremos, entre otros. Pues ese tipo de perfiles se protegen dejando de hacer cosas, lo que aumenta el miedo y puede llevar a provocar que ciertas personas no puedan salir de casa.
¿Cómo hacerle frente al síndrome de la cara vacía?
La clave para hacerle frente al síndrome de la cara vacía pasa por aceptar las emociones que cada uno siente cuando se reencuentra con otras personas sin cubrebocas; si no lo hacemos, “el camino será muy duro”.
Se sugiere que la gente reestructure sus pensamientos irracionales, pues no es lo mismo dejar de usar cubrebocas si se está vacunado a si no se cuenta con la vacuna, o si convivimos con personas de riesgo, entre otros factores.
No hay que perder de vista que en caso necesario, las personas que padecen el síndrome de la cara vacía, el cual sucede cuando alguien se siente expuesto porque otras personas no usan cubrebocas, pueden buscar ayuda profesional.
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